miércoles, 21 de mayo de 2008

Mayo literario (13) por David Puente


Mi gran amigo David Puente está en Bogotá esta semana. Mañana va a poner música en la presentación de la colección de libros de fotografía fotoTK, en Mapa Teatro. Aprovecha el tiempo libre para escribir unas crónicas a las que ha titulado "Mis Belmont bogotanos". Suele fumarse uno mientras las escribe. Transcribo la de hoy.

"La educación bogotana es un rasgo conocido y alabado en esta parte del mundo. Se dice que es el estandarte de un presente que quiere borrar con suma diplomacia el recuerdo de un pasado más bien tumultuoso. Así que el saludo vaya siempre por delante. Buenos, días, con mucho gusto, a la orden, si señor. La seguridad vial ya es otra cosa. La circulación vial aparece ante mis occidentales ojos caucásicos como una prolongación de la selva. Hoy mismo he visto a un autobús parar en seco mientras circulaba por el segundo carril de una avenida atestada de coches para recoger a un transeúnte que lo ha detenido a voces. Por lo demás, y aquí va el juicio apresurado y temerario de la jornada, el bogotano es comedido, reposado y agradable al trato. En la conversación cuerpo a cuerpo, en cambio, los españoles de la madre tierra somos más crudos que nuestros hermanos, tal y como me comenta una periodista venezolana que pasa unos días en la ciudad para cubrir un rodaje producido por la Fox. “La sinceridad de ustedes, a veces hiere”, me advierte. Ya me lo temía. Aquí la franqueza a escoplo y descarnada es mal recibida. Tienen bastante con la que se presenta todos los días por las abarrotadas calles de la ciudad. La espita de la violencia parece a punto de estallar en cualquier momento. Se dice que los europeos nos aburrimos porque en nuestro entorno nunca pasa nada. Los sudamericanos padecen por todo lo contrario. En la vieja Europa no sabemos como sacudirnos la insoportable levedad del ser. En esta parte del globo lo que pesa es ese agujero infinito de gravedad desesperante. Hoy mismo ha tenido lugar uno de esos arrebatos de realidad que aguardan turno en las bambalinas de lo cotidiano (ejem). Un ex militar agraviado se ha encerrado en un banco con una granada entre las manos, a pocos metros de Mapa Teatro donde se desarrolla el grueso de las actividades organizadas por Fiesta España. Según parece, el motivo de tal arrojo suicida es que el gobierno del país ha incumplido con las ayudas prometidas a este veterano suboficial del ejército que denuncia nervioso los oscuros encargos que tuvo que cumplir en bien de esa misma oficialidad que ahora le ningunea. En el momento de los hechos, el manifestante contaba con la “ayuda” de una periodista como interlocutora –impecable y circunspecta durante toda la crisis- que ha leído un primer mensaje dirigido a la familia de este héroe del abismo. “Tranquilos todo va a salir bien”, se dirigió a los más queridos de Edgar Paz Morales. “Los míos y yo hemos aguantado mucha hambre durante los últimos años y sólo quiero que se me pague lo que es mío”, rubrica. Su reivindicación se acaba justo cuando atiende al teléfono móvil y un policía camuflado de paisano por entre la nube de periodistas que siguen el suceso le salta encima para reducirlo. Desconocemos si la llamada provenía de algún allegado del detenido preocupado por su situación. Una de las rehenes que aparece en la foto que publica el diario El Espectador parece decirnos: bienvenidos al teatro de la realidad."
David Puente

2 comentarios:

María Rodríguez dijo...

Una nueva víctima de Hollywood...Está claro que el bueno de Edgar Paz Morales vió demasiadas pelis con Denzel Washington.

Marc dijo...

Sí, es lo que pasa con Obama también, que parece salido de un capítulo de 24.