domingo, 11 de mayo de 2008

Mayo literario (5)


Andrés Barba se ha convertido en una especie de intelectual de la pornografía. Haber ganado el premio Anagrama de Ensayo con La Ceremonia del porno le permite viajar por el mundo presentando su libro y disertando sobre el tema. En Bogotá le ponemos de interlocutora a Margarita Posada, periodista colombiana que tuvo durante unos cuantos años una columna de sexo muy popular, http://www.revistadiners.com.co/noticia.php3?nt=25267, y el resultado es un conversatorio (cómo me gusta esta palabra) divertido en el que me entero de que grandes cineastas como Murnau o Hitchcock rodaron un cortometraje porno (el que sepa cómo conseguirlos que avise) o de que la pornografía es el único fenómeno social que ha sido acusado de ser simultáneamente peligroso, repugnante y aburrido. Curioso. Por mi parte, tengo amigas que dicen que uno siempre aprende algo en las películas porno y tengo amigos que ven minutos y más minutos de porno a la espera de ese momento en el que detectan, en el rostro de la actriz de turno, un instante de excitación verdadera… Por la noche nos juntamos un grupo y nos acercamos a tomar una cerveza a La Piscina, el prostíbulo más famoso de Bogotá. A pesar del aroma “traqueto” que se respira y lo poco porno que puede ser que una chica te baile a un metro con un guardia de seguridad al lado, todos valoramos la innovación que supone sustituir la clásica barra por un puente que cruza la piscina que ocupa la sala principal del antro. Después de un rato, concluimos que las amigas que nos acompañan nos parecen mucho más excitantes que las profesionales del local y nos vamos con viento fresco a otro lugar con menos pretensiones. Ya en mi apartamento pienso en el gran Houllebecq y rebusco entre mis notas este texto sacado de La posibilidad de una isla.
"Tenía una técnica muy perfeccionada, obviamente inspirada en las películas porno; se veía enseguida porque hacía ese gesto, que tan pronto se aprende en las películas, de echarse el pelo hacia atrás para que el chico, a falta de cámara, pudiera contemplarla en plena acción. La felación es desde siempre la estrella de las películas porno, lo único que puede servir de modelo útil a las jovencitas; también es lo único en lo que a veces se ve la emoción real del acto, porque es lo único en lo que el primer plano es también un primer plano del rostro de la mujer, lo único que permite leer en sus rasgos ese alegre orgullo, ese arrobo infantil que se siente al dar placer...
... como muchas chicas muy guapas se sentía mal con facilidad, era delicada en el plano nutricional, y al principio se lo había tragado con reticencia; pero la experiencia le había demostrado con perfecta claridad que tenía que resignarse, que la degustación del esperma no era, para los hombres, un acto indiferente u opcional, sino que constituía un testimonio personal insustituible; ahora lo hacía con alegría, y yo sentí una felicidad inmensa al correrme en su boquita"

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