Hoy sí que ha empezado el festival. Un artículo de más de media página en El Tiempo, más un recuadro en segunda página para Andrés Barba, ha dado visibilidad a todo lo que estamos montando en Bogotá. Llamadas de programas de radio, televisión, revistas, en fin, mejor así, para salir de la melancolía proustiana (gracias Parra) y no pensar ni en el Barça ni en Berlín ni en Buenos Aires… Pero como esta noche toca Cat Power, supongo que lo mejor, para disfrutarlo bien, será seguir imbuido de este ánimo otoñal. Están aflorando ciertos sentimientos que en Caracas yacían escondidos. Como saben bien los que sobreviven en el trópico, en esa latitud la depresión es algo de mal gusto y nunca dura más de lo que tarda un amigo en organizarte una rumba. Aquí en Bogotá, con el fresquito, se le permite a uno regodearse en sus pensamientos, aunque tampoco mucho más tiempo. Para colmo, estoy leyendo a Efraim Medina Reyes, un escritor de Ciudad Inmóvil, o sea Cartagena, con el que pensaba evadirme pero resulta que topo con su romanticismo exacerbado…
“Lo razonable sería ir abriendo cada día más la llave de lo irracional. Dejar de fraguar hijos y tener un loco amor sin destino, vano, superfluo. Un amor que nos envenene la sangre y nos haga trizas, un amor sin trampas, sin huesos, sin vientre. Urdir una mujer imaginaria que amanezca árbol. Lo razonable sería que estas palabras no fueran razonables.”
“Me llamo Sergio Bocafloja y vivo en el piso 19 de un edificio de apartamento en el Centro de una pequeña, bella y hedionda ciudad. Me levanto de la cama a medianoche porque me duele la espalda, me asomo en la ventana y veo en la distancia la luz de numerosas ventanas donde otros hombres estarán asomados. ¿Qué razones tendrán? A mí me duele la espalda, otros tendrán insomnio, pero creo que la razón más importante para que haya hombres asomados en las ventanas a esta hora es el sexo: una vez eyaculas los besos son fríos y las palabras inútiles. La cama se convierte en su sitio peligroso. Lo que en verdad quisieras es estar a muchas millas de allí pero solo tienes esa ventana. Estás satisfecho y un poco asustado. Me pregunto si hay espacio suficiente en una ventana para alguien que no quiere saltar”
“las verdades tardías son peores que las mentiras eternas”
“Lo razonable sería ir abriendo cada día más la llave de lo irracional. Dejar de fraguar hijos y tener un loco amor sin destino, vano, superfluo. Un amor que nos envenene la sangre y nos haga trizas, un amor sin trampas, sin huesos, sin vientre. Urdir una mujer imaginaria que amanezca árbol. Lo razonable sería que estas palabras no fueran razonables.”
“Me llamo Sergio Bocafloja y vivo en el piso 19 de un edificio de apartamento en el Centro de una pequeña, bella y hedionda ciudad. Me levanto de la cama a medianoche porque me duele la espalda, me asomo en la ventana y veo en la distancia la luz de numerosas ventanas donde otros hombres estarán asomados. ¿Qué razones tendrán? A mí me duele la espalda, otros tendrán insomnio, pero creo que la razón más importante para que haya hombres asomados en las ventanas a esta hora es el sexo: una vez eyaculas los besos son fríos y las palabras inútiles. La cama se convierte en su sitio peligroso. Lo que en verdad quisieras es estar a muchas millas de allí pero solo tienes esa ventana. Estás satisfecho y un poco asustado. Me pregunto si hay espacio suficiente en una ventana para alguien que no quiere saltar”
“las verdades tardías son peores que las mentiras eternas”
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