viernes, 9 de mayo de 2008

Mayo literario (3)


24 horas con Mario Bellatin

Mario Bellatin lleva unos meses viajando por el mundo. De suite en suite y tiro porque me toca. Una semana está en New York, invitado por el Instituto Cervantes, y la siguiente en Sao Paulo, en donde es capaz de crear un libro en 5 días con sus estudiantes. Otra se la pasa en Brown escuchando a universitarios hablando sobre su obra y la siguiente en Los Angeles, inaugurando una nueva universidad. En Cuba es jurado de un premio y lo tratan a cuerpo de rey. En México recibe el premio nacional de literatura y lo tratan como un príncipe. Pero a Mario lo que le gusta es jugar. Una de sus últimas travesuras ha consistido en escribir un texto en el suplemento cultural de La Nación sobre Kawabata con la técnica del Copypaste. A partir de textos escritos sobre él por algunos críticos literarios, y cambiando Bellatin por Kawabata y literatura japonesa por latinoamericana, construye un texto brillante (www.adncultura.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1002472) sobre la obra del autor japonés, que incluso recibe elogios en la web. Ahora, en la Feria del Libro de Bogotá, en un homenaje a Bolaño, al lado de Zambra y Kohan, responde a un sorprendido moderador con fragmentos del mismo texto sustituyendo Kawabata por Bolaño y literatura japonesa por latinoamericana, como si se hubiera preparado las preguntas. Una de sus alumnas de la Escuela Dinámica, Gigi, una joven lacaniana con aspecto postmoderno, me lo cuenta entre risas, en el auditorio donde se lleva a cabo este insólito evento. Nuevamente Mario se divierte mostrando la absurdidad de estos encuentros literarios repletos de cháchara vacía y lugares comunes. Se me ocurre que alguien debería preparar el remake latinoamericno de “Being John Malkovich”. Se podría llamar “Ser Mario Bellatin”. Al rato damos una vuelta por el piso de arriba en donde los organizadores han tenido la maligna idea de juntar a todos lo freaks. Así, mientras buscamos a la asociación musulmana, nos encontramos con stands tan pintorescos como la sociedad de la imaginación, el nadaismo, Hercóbulus el retorno del planeta gigante, libros de iluminación, el bazar de los recuerdos, la inteligencia extrema o el anticristo. En otro stand nos hacemos una prueba lectura haciéndonos pasar por Alí Chumacero (Mario), Margo Glanz (Gigi) y Marcos López. Suspendemos claro. Nos recetan un curso sobre técnicas de lectura. Finalmente encontramos el stand del centro cultural islámico. Mario busca una traducción española de El Corán. Curiosamente, tienen un ejemplar pero no nos lo quieren vender. Salam Aleikum pues. Nos tomamos unas fotos, con una cámara de plástico de 1960, y nos alejamos de la feria de las vanidades. Atardecemos en un café de La Candelaria escuchando a Silvio Rodríguez y a Sabina. Llega la noche y, a falta de Kaurylandia, nos refugiamos en el edificio del Bosque Izquierdo. Trago tras trago, hablamos de todo y de nada: de la dificultad de no aburrirse en un teatro, de la imposibilidad de conjugar el verbo amar, del mezcal de Oaxaca que le retuvieron en el aeropuerto, de cómo jinetear en Cuba y no morir en el intento, de un método infalible para detectar a un buen o mal escritor, del perro que le han regalado en pago por los derechos de autor de una novela y de lo bien que nos sientan estos reencuentros por bienales, ferias y congresos. ¡Hasta la próxima baby!


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