miércoles, 28 de mayo de 2008

Mayo literario (19)


Por fin tengo en mis manos “Nocilla Experience”, la segunda novela de Agustín Fernández Mallo. A Agustín lo conocí el año pasado, cuando lo invité a la Bienal de Literatura Mariano Picón-Salas, en Mérida, Venezuela. También invité a Pepe Ribas, y los tres, junto con la simpatiquísima Aina, y debido a esos imponderables-malentendidos-imprevistos del trópico, compartimos un insólito viaje en una camioneta 4x4, Caracas-Mérida-11 horas, en el que disfrutamos de buenas conversaciones, algunos sustos y un restaurante en Santo Domingo que ofrece más de 150 tipos de pizzas con ingredientes tan insólitos como caracoles, trucha o sirop de chocolate (Pepe Ribas escribió una excelente crónica sobre el viaje y sobre Agustín en ABCD. http://www.abc.es/abcd/noticia.asp?id=9262&num=840&sec=32)
“Nocilla Experience” es tan bueno o más que “Nocilla Dream”. Es admirable esa capacidad para conseguir una escritura minimalista, poética, fugaz, que con apenas unas líneas te familiariza con las historias de Josecho, Antón, Sandra, Marc o Ernesto. Al rato, sin uno darse cuenta, ya siente que son como viejos amigos, de esos que hace tiempo no sabes nada pero que el día que los ves les puedes soltar aquello de “como decíamos ayer…”. Todo eso, además, aderezado con su particular sentido del humor. Es difícil elegir entre todos esos fantásticos personajes pero, en estos tiempos de polémicas culinarias, me quedo con Steve. Estoy seguro que mi amigo Alberto Soria también le escogería a él. Lean el texto y entenderán por qué.

“Steve es cocinero, administrador, ideólogo y regente del Steve’s Restaurant, en Orange Street, Brooklyn, espacio que funciona como una especie de laboratorio de ideas. Polly, su mujer, sirve y limpia las mesas. En origen era un tugurio y, estéticamente, lo sigue siendo, pero con el tiempo ha ido ganando fama y hoy por hoy hay lista de espera de hasta 3 y 4 meses para encargar mesa. Es habitual ver a Steve, corpulento y barrigón, entre los fogones, con un abrigo de astracán casi hasta los pies que cubre sólo unos calzoncillos, dando voces a ninguna parte en tanto los clientes aguardan. Ni hay carta de platos ni se puede pedir. El cliente se sienta en una mesa de mantel de cuadros con unas vinagreras en el centro, sal, pimienta y una lamparita, y los platos van llegando. Los que más se sirven, según el humor de Steve, son: fotografías polaroid hechas furtivamente al cliente a través de un agujero practicado en la pared de la cocina, fritas y rebozadas en huevo, de tal manera que al retirar ese huevo aparecen los objetos y los rostros transformados. Otro muy servido son cables eléctricos, de los clásicos tres colores (positivo, negativo y tierra), sumergidos en aceite con ajo del Líbano. Otro es libro de bolsillo en almíbar, que se presenta enroscado como un tubo dentro de un frasco, sumergido en el almíbar, donde el azúcar se adhiere sólo a la tinta de las letras para después cristalizar en relieves. Y por último, capaccio de hojas de obra literaria maceradas a la pimienta, que pueden ser, según lo que Steve encuentre en el mercado de segunda mano: 1) On the Road de un tal Kerouac, o 2) la Constitución de los Estados Unidos de América, o 3) Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes. También, ahora está ensayando CDs vírgenes al horno, que se arrugan y ampollan como una oreja de cerdo chamuscada, y se los sirve a los musulmanes que, por representación simbólica del mal, quieran entrar exorcizados de una vez por todas al siglo 21. Todos los platos los presenta el propio Steve, que sale de la cocina con ellos en alto, a grito pelado. Unos acuden por contemplar lo que, aseguran, es una maravilla de la cocina teórica; otros, los más, por simple curiosidad, y no vuelven; y un grupo más reducido por considerar que allí se realizan obras de arte en tiempo real(…)”
Por si fuera poco, Agustín Fernández Mallo mantiene un blog muy recomendable: http://www.alfaguara.santillana.es/blogs/elhombre

martes, 27 de mayo de 2008

Mayo literario (18)


Estuvo por Bogotá la artista Cristina Lucas. Desbordante de energía, con múltiples proyectos en paralelo, Cristina se sumergió en la ciudad y la recorrió de punta a punta, siempre bajo la tutela de Betty y Kathy, las incansables chicas de La Central (¿A qué hora duermen?). Mi apartamento, como si no tuviera bastante ajetreo con las improvisadas reuniones que espontáneamente nacen pasada la medianoche, fue sujeto y objeto de dos de sus proyectos. En homenaje a mi temporal "room-mate" David, con el que he compartido una semana de complicidades, risas y otras vainas, transcribo uno de sus "Belmont bogotanos", en el que habla de Cristina y de Juan Navarro, que también corre por la séptima estos días.

"En el país de Gabriel García Márquez sería casi descortés por su parte que el realismo mágico no se presentara un día cualquiera. Ayer tarde se hizo físico en la figura de una artista visual que se presenta en casa sin avisar y sin mediar apenas conversación me pide que me asome a la ventana para que me tomen una foto. Llama a un móvil y en seguida aparece en una de las ventanas del bloque de enfrente la silueta de otra chica que me enfoca con la cámara como si de una francotiradora de élite se tratara. "La prueba ha ido muy bien, ahora toca convencer al resto de vecinos", me comenta como si yo supiera a estas alturas de qué va todo esto cuando en realidad todavía no me he recuperado del susto. Con toda la naturalidad del mundo me explica que está preparando una exposición en la que la pieza estrella será una fotografía en la que aparecerá toda la comunidad vecinal asomándose a la vez a sus respectivas ventanas. Acto seguido me pregunta qué excusa le planta a los vecinos para justificar tal foto. Me repantigo en el sofá y con voz grave le espeto que excusa ninguna, que la gente estará encantada de participar en un acto artístico y colectivo en el que la colectividad interactúe por una vez en conjunto aunque sea en un acto efímero. Que eso siempre funciona y que si no cómo entiende que miles de personas se despeloten ante el objetivo de Spencer Tunik en cualquier rincón del mundo y sin rechistar. Le digo que la idea me parece genial. Lo que le debe preocupar es el esfuerzo que supone llevarla a cabo. En el bloque hay 22 pisos, a dos ventanas por puerta, salen una barbaridad de vecinos a los que hay que involucrar en el acto efímero. Me comenta que no importa y que los convencerá como se ha hecho siempre, estilo puerta fría. Al rato de marchar me llaman por el interfono. Se trata esta vez del portero de la finca -aquí en Bogotá son espartanos cancerberos que protegen el fortín de la clase burguesa con ahínco- que me comenta que la chica que entró en mi casa está ahora importunando a los vecinos y que se ha quejado el del piso 16 que la busque por las escaleras. Rubrica la información sobre mi coyuntural vecindario con un "es que aquí en el bloque la gente es muy delicada". Después me entero que en Bogotá la clase pudiente se puede delicar con estas cosas. Es un verbo de uso autóctono con el que el arte efímero de mi compañera no contaba. Aquí la gente se delica cuando alguien la importuna. El que no parece delicado, más bien encantado de estar en Bogotá, es el actor español Juan Navarro que visita la ciudad para poner en marcha la primera convención de amos y esclavos i have a dream (sic) que se iniciará mañana miércoles en el marco del encuentro multidisciplinar Fiesta España 2008. Huelga decir que intentaré colarme por entre los alumnos de la maestría de teatro y artes vivas de la Universidad Nacional para ver de qué va esa vaina. Navarro ha hecho teatro con la Fura dels Baus y ha participado en la última película de Roger Gual, "Remake", en la que aparecía también Eusebio Poncela (por el que se me olvidó preguntarle a la vera de un ron en un encuentro improvisado en casa de Marc). Me explica algunas de sus últimas experiencias más sonadas, como esa propuesta suicida que llevó a cabo a principios del año pasado en el Apolo junto a Corcobado. "Agrio beso" se llamaba la broma en la que se repartió MDMA en cristal a los presentes a la función para fomentar la empatía grupal entre gentes que coincidían en un espacio casi por azar. "Al principio se dieron reticencias obvias, pero una vez se animó la parroquia parecían feligreses comulgando", nos comenta ufano mientras insiste en que vivimos tiempos en que es de obligado cumplimiento que nos dejemos ya de tonterías e hipocresías materialistas y "comulguemos de una vez todos juntos y en procesión". Advierte que en cuanto calibre cuanto de delicados son sus alumnos del taller le encantaría repetir aquí la experiencia y que cuenta conmigo para poner música. Aleluya para hoy."

lunes, 26 de mayo de 2008

Mayo literario (17)


Adjunto un magnífico artículo del escritor y periodista colombiano Juan Gabriel Vásquez, aparecido hace unos días en El Espectador. La foto es de una tienda del mercado de las pulgas que vende todo tipo de productos derivados de la hoja de coca: té, galletas, vino, etc.

“ANUNCIA EL PRESIDENTE URIBE que volverá a pedir al Congreso la penalización de la dosis personal de droga. Sería la quinta vez que lo hace, y podemos contar con que, si fracasa, habrá una sexta vez, y una séptima, pues según él se lo reclama “la base popular de la nación”.
En realidad la declaración que hizo fue más interesante. “Un gran reclamo de la base popular de la Nación tiene una queja profunda por la permisividad del consumo en el país”, dijo Uribe. “Por ejemplo en Bosa-Bogotá me dijeron que los niños salen a jugar, y rápidamente los enganchan para distribuir cocaína y marihuana”. La frase es típica de Uribe: primero, la gramática es torpe (el Presidente quiere decir que la base popular tiene una queja, y en cambio dice que quien tiene la queja es el “gran reclamo”). Y segundo, las ideas están mezcladas. Están mezcladas porque el argumento que pretende presentar Uribe se basa en el consumo de droga en esa “base popular” que menciona. Pero cuando quiere poner un ejemplo, el Presidente no habla de consumo, sino de criminalidad. Cualquiera que lea la frase se da cuenta de que el problema no es que los niños “salgan a jugar” y empiecen a meter lo que sea, sino que salen a jugar y son reclutados por el sistema criminal que hay alrededor de la droga. Involuntariamente, Uribe construye el mejor argumento en su contra: porque lo grave de toda esta guerra absurda contra las drogas no es el consumo, ni el daño real que el consumo provoca en las familias, sino el crimen. Los ejércitos de vendedores o distribuidores, y detrás de ellos los carteles, y al lado de los carteles la corrupción, y alrededor de todo eso los miles de muertos que produce cada año, no la droga, sino el comercio de la droga. Y por eso es que la solución no está ni de cerca en penalizar, sino todo lo contrario: la legalización. Pero eso es lo que este gobierno no quiere ver. Leía yo en un periódico inglés una cifra significativa: un kilo de cocaína, decía un funcionario británico, cuesta 1.000 libras, unos tres millones y medio de pesos; si la droga fuera legal, llegaría a Inglaterra costando 1.500; como es ilegal, llega costando 30.000. Más de cien millones: el comercio es tan lucrativo que no hay guerra contra las drogas capaz de eliminarlas, porque siempre habrá alguien dispuesto a correr los riesgos que sea y hacer las cosas que sea para sacar una tajada del negocio. La amapola no vale nada, pero la heroína es más cara que el uranio. En otras palabras: el consumo genera daños individuales y familiares, pero la prohibición genera daños sociales. Lo que podría ser un mero problema de salud pública es una guerra inútil que causa mucho más daño que lo que se pretende combatir.Lo que quiero decir es que la guerra contra las drogas es una política basada no en la regulación de la realidad, sino en el deseo de una realidad distinta. Y eso, legislar con el deseo, es grave. Salvo quienes se benefician de ellas, nadie quiere un mundo con drogas, pero es eso lo que tenemos. Aceptar la realidad de que siempre habrá adicción es tomar el control del problema; negarla es entregar ese control a los carteles, a las mafias, a los camellos. La prohibición es una actitud basada en un mundo de fantasía, un mundo infantil donde fingimos que, puesto que son ilegales y las combatimos, las drogas dejarán un día de existir. Eso, sencillamente, no es verdad. Es una inocencia y una hipocresía. Hay cosas que se prohíben porque son peligrosas, y hay cosas que son peligrosas porque se prohíben. Hay que saber distinguir.”

sábado, 24 de mayo de 2008

DesMayo literario (16)



Pasan veinte minutos de las dos de la tarde. Ha dejado de llover. Visita amiga desde Venezuela. Mi madre al teléfono. David afeitándose. De repente, todo empieza a moverse: la lámpara, la mesa, el suelo, ¡el edificio! Tiembla Bogotá. Impresionante. El edificio se mueve como si fuera de papel, como si bailara vallenato en alta mar, un movimiento de cintura asombroso para un bloque de 24 pisos de altura. Mi madre alucina al teléfono. Me siento un reportero en el lugar de los hechos. Nunca había experimentado nada igual. Nunca no. Hubo otra vez. Hace 5 años, en Baños, Ecuador, algo parecido. Pero como estaba medio dormido ni me enteré. Estefi se indignó conmigo por no levantarme de la cama y quedarme tan tranquilo durmiendo. Mi inconsciente me susurró que no era importante. Hoy tampoco me entra el miedo. Dura apenas 15 segundos el baile. Es más una sensación de asombro, de sorpresa, de shock. Miedo, no. Superado el susto, llamo al portero del edificio y me comenta que la sacudida ha sido dura. A esta hora hablan de 30 muertos. 5,5 en la escala de Ritcher. Todo esto pasa el mismo día en el que el ministro de defensa informa de la muerte de Tirofijo, el fundador de las FARC. Demasiada intensidad. El trópico no da respiro. Brindamos con ron Aniversario. Leo en el último número de Matador, la excelente revista que edita La Fábrica y que esta mañana me regala su directora de proyectos, María Palacios, una cita del gran Jack Kerouac. Nos sentimos un poco así nosotros ahora, supervivientes…
“Pero entonces bailaban por las calles como peonzas enloquecidas, y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se ve estallar una luz azul y todo el mundo suelta un ¡Ahhh!”
Jack Kerouac

viernes, 23 de mayo de 2008

Mayo literario (15)



Ayer fue el lanzamiento de FOTOTK, una colección de libros de fotógrafos colombianos que ha sacado al mercado La Silueta Ediciones por iniciativa de José Antonio De Ory, en otra de sus brillantes propuestas. Gente de todos los estratos disfrutó con las fotografías expuestas, el vino chileno y la música que ofreció David Puente, con su habitual buen gusto. La sede de Mapa Teatro, vestida con esmero para la ocasión, nos envolvió con esa delicadeza que ciertos lugares adquieren con el paso de los años. Hablando de fotógrafos, aprovecho para recomendar el blog, http://meestanestresando.blogspot.com/, de mi amigo Martín Castillo, un personalísimo diccionario en el que cada letra corresponde a un fotógrafo. Como su último “post” es sobre un fotógrafo japonés y como con ciertos álbumes de fotografías pasa lo mismo que con el diccionario, considero oportuno adjuntar esta cita de “Lo Bello y lo triste”, de Yasunari Kawabata, un libro que leí en Montevideo hace dos años, en el apartamento de mi amiga Anna Monge, en una época en la que intentaba huir de mí mismo, sin éxito claro…
“Un día, mientras escribía una carta, Otoko abrió el diccionario para consultar el ideograma “pensar”. Al repasar los restantes significados (añorar, ser incapaz de olvidar, estar triste) sintió que el corazón se le encogía. Tuvo miedo de tocar el diccionario… Aun ahí estaba Oki. Innumerables palabras se lo recordaban. Vincular todo lo que veía y oía con su amor equivalía a estar viva. La conciencia de su propio cuerpo era inseparable del recuerdo de aquel abrazo.”

jueves, 22 de mayo de 2008

Mayo literario (14)


Para la joven arquitecta Nerea Calvillo "5 condiciones", de Lars Von Trier, es casi la mejor película de la historia del cine. Me lo dice frente a la tienda "Mudholland Drive", un pequeño stand en el que ofrecen todo tipo de dvd piratas de cine de autor, incluso cosas que ni se han publicado de manera legal, a dos euros (incluye los extras). Su propietario es un cinéfilo, un man que se las ha visto todas y que es capaz de recomendarte desde una de Passolini o los Cremaster, de Matthew Barney. Estamos en San Andresito, una especie de zona franca en algún lugar de Bogotá en la que se venden productos importados (música, cine, licor, ropa, etc.) a precios más baratos, o sea medio de contrabando. (También venden música pero Nerea no consiguió esa copia de los Facto Delafé que buscaba con tanto ahínco…). A propósito del gran Lars, adjunto el link de la excelente parodia de los Muchachada Nui, en su ya legendaria serie de Celebrities: http://www.youtube.com/watch?v=rs_5QanPtQM
Nerea, una mujer brillante (a pesar de sus regaños y de sus teorías sobre el whisky, o quizás por eso mismo), ha impartido un taller, "Cartografías Invisibles: guías, rastreos y mapas colaborativos", del que ha resultado un mapa wiki (sí, como wikipedia), de Bogotá. A pesar de haber conocido a más arquitectos, renegados o no, en las últimas semanas que en toda mi vida anterior, aún se me hace difícil comprender en su totalidad lo que plantean. Como siempre, la buena literatura viene a mi rescate. En este caso es el ya citado Cees Noteboom, que a su vez cita a Borges, en un texto que seguramente añadirá más confusión al tema de los mapas.
“Borges, en uno de sus relatos (el Hacedor), nos sorprende con la vertiginosa idea de un mapa tan desmesurado que coincide con el tamaño del propio país. Pero, dado que la gente de ese país en que se desarrolla la historia descubre que un mapa de estas características resulta inútil, es expuesto a las “inclemencias del sol y los inviernos”. Al cabo de un tiempo, no quedan del mapa sino “despedazadas ruinas, habitadas por Animales y por Mendigos”. Y sin embargo, tras esta forma suprema de locura, se atisba una pregunta fundamental: ¿hasta que punto puede un mapa del mundo o de un territorio representar la realidad?”

miércoles, 21 de mayo de 2008

Mayo literario (13) por David Puente


Mi gran amigo David Puente está en Bogotá esta semana. Mañana va a poner música en la presentación de la colección de libros de fotografía fotoTK, en Mapa Teatro. Aprovecha el tiempo libre para escribir unas crónicas a las que ha titulado "Mis Belmont bogotanos". Suele fumarse uno mientras las escribe. Transcribo la de hoy.

"La educación bogotana es un rasgo conocido y alabado en esta parte del mundo. Se dice que es el estandarte de un presente que quiere borrar con suma diplomacia el recuerdo de un pasado más bien tumultuoso. Así que el saludo vaya siempre por delante. Buenos, días, con mucho gusto, a la orden, si señor. La seguridad vial ya es otra cosa. La circulación vial aparece ante mis occidentales ojos caucásicos como una prolongación de la selva. Hoy mismo he visto a un autobús parar en seco mientras circulaba por el segundo carril de una avenida atestada de coches para recoger a un transeúnte que lo ha detenido a voces. Por lo demás, y aquí va el juicio apresurado y temerario de la jornada, el bogotano es comedido, reposado y agradable al trato. En la conversación cuerpo a cuerpo, en cambio, los españoles de la madre tierra somos más crudos que nuestros hermanos, tal y como me comenta una periodista venezolana que pasa unos días en la ciudad para cubrir un rodaje producido por la Fox. “La sinceridad de ustedes, a veces hiere”, me advierte. Ya me lo temía. Aquí la franqueza a escoplo y descarnada es mal recibida. Tienen bastante con la que se presenta todos los días por las abarrotadas calles de la ciudad. La espita de la violencia parece a punto de estallar en cualquier momento. Se dice que los europeos nos aburrimos porque en nuestro entorno nunca pasa nada. Los sudamericanos padecen por todo lo contrario. En la vieja Europa no sabemos como sacudirnos la insoportable levedad del ser. En esta parte del globo lo que pesa es ese agujero infinito de gravedad desesperante. Hoy mismo ha tenido lugar uno de esos arrebatos de realidad que aguardan turno en las bambalinas de lo cotidiano (ejem). Un ex militar agraviado se ha encerrado en un banco con una granada entre las manos, a pocos metros de Mapa Teatro donde se desarrolla el grueso de las actividades organizadas por Fiesta España. Según parece, el motivo de tal arrojo suicida es que el gobierno del país ha incumplido con las ayudas prometidas a este veterano suboficial del ejército que denuncia nervioso los oscuros encargos que tuvo que cumplir en bien de esa misma oficialidad que ahora le ningunea. En el momento de los hechos, el manifestante contaba con la “ayuda” de una periodista como interlocutora –impecable y circunspecta durante toda la crisis- que ha leído un primer mensaje dirigido a la familia de este héroe del abismo. “Tranquilos todo va a salir bien”, se dirigió a los más queridos de Edgar Paz Morales. “Los míos y yo hemos aguantado mucha hambre durante los últimos años y sólo quiero que se me pague lo que es mío”, rubrica. Su reivindicación se acaba justo cuando atiende al teléfono móvil y un policía camuflado de paisano por entre la nube de periodistas que siguen el suceso le salta encima para reducirlo. Desconocemos si la llamada provenía de algún allegado del detenido preocupado por su situación. Una de las rehenes que aparece en la foto que publica el diario El Espectador parece decirnos: bienvenidos al teatro de la realidad."
David Puente

martes, 20 de mayo de 2008

Mayo literario (12)


Alguien me comenta que el colombiano de clase alta quiere ser europeo, el de clase media gringo y el de clase baja mejicano… Debe ser cierto. La verdad es que la influencia mejicana en Bogotá se nota, no sólo en el ejército de mariachis decadentes que deambulan por la Avenida Caracas, sino también en la comida. Casi cualquier restaurante tiene sus platos mejicanos. Desde la Bogotá Beer Company, una imitación de pub inglés que ofrece una pizza mejicana, hasta La Hamburguesería, una serie de restaurantes de carne, excelentes, que también ofrecen su variedad de fajitas, enchiladas y sopas de tortilla. Todo esto viene a cuento porque ayer estuve en la presentación de la revista K, http://www.kafka.com.mx/, una revista mejicana de literatura-arte-pensamiento, en la que trabaja mi amiga Gigi, quien además aprovechó para presentar su libro plegable "Cuentos de 6 Líneas" (inspirados en el I-Ching). Luego brindamos con Coronitas y escuchamos a "La Monareta", una banda local que se autodefinió como de electrónica tropical y que seguramente tendrá noches mejores para demostrar sus cualidades...
A propósito de México, transcribo dos párrafos de El Testigo, la gran novela de Juan Villoro. Formidables sus descripciones de estos personajes secundarios, Olga y el tío Chacho.
“Olga estuvo entre ellos como algo imposible y necesario, la concreción de todas las cosas que valían la pena y no serían para ellos: el socialismo perfecto y el amor libre y el cine de autor y la poesía sin mundo o sin otro mundo que el de la poesía. Que una muchacha hubiera sido el socialismo perfecto era tan ridículo como la realidad que vivieron. Lo único que ennoblecía ese tiempo ingenuo era que transcurrió sin suceder del todo. El futuro no trajo otra aventura que la reiteración, llegó como un confuso desgaste, la pausa que él se impuso durante veinticuatro años, sin sospechar que regresaría a preguntarse si podía escapar a la repetición, a continuar de algún modo.”
“Julio veía al tío Chacho como a un interesante enfermo de los nervios. Todo el mundo lo respetaba por su soberano desdén por las cosas concretas y porque sabía alemán. Estudió en Austria algo incierto que básicamente lo facultó para tener recuerdos del extranjero. Leía partituras de ópera y pronunciaba tan bien en dialecto vienés que podía decir “Guadalajara” sin que se entendiera. Era el último en despertarse en Los Cominos (si se apuntaba a una cacería, acababan saliendo al mediodía, cuando las liebres ya dormían la siesta). Pasaba horas en una tumbona bajo el sol sin que su piel adquiriera un tono más oscuro que el pan de centeno que tanto disfrutó en Viena. Comía más que nadie pero no engordaba, gracias a un metabolismo que lo llevaba a tapar todos los baños de la hacienda y a que Donasiano le dijera el Liberal.
La indolencia de Chacho, su capacidad para desentenderse de cualquier cosa que pudiera describirse como una “diligencia”, la forma en que el sol y los alimentos llegaban a su cuerpo sin producir efectos, eran vistos como un confuso pero innegable signo de categoría. No se sabía bien por qué, pero estaba por encima de sus circunstancias. Su apostura algo mofletuda no lucía en las fotos y hubiera sido ridícula en un retrato al óleo, pero resultaba ideal para un gobelino. Chacho Valdivieso se hubiera visto bien en un tapiz, rodeado de los perros que nunca sacaba a pasear y el trompo que no se molestaría en recoger.”
La imagen corresponde a uno de los murales de Diego Rivera, concretamente al que llamó El Hombre en una encrucijada, que Rockefeller destruyó y que Rivera rehizo posteriormente para el Palacio de Bellas Artes de México.

lunes, 19 de mayo de 2008

Mayo literario (11)


3 días de puro teatro. 3 días disfrutando de un proyecto teatral ambicioso, arriesgado, genial. Me resulta difícil explicar la amalgama de emociones, risas, reflexiones, guiños, envidias… que genera "The Neverstarting story". Juntas pero no revueltas, las 4 jóvenes actrices/directoras, Cristina Blanco_Cuqui Jerez_María Jerez_Amaia Urra, han creado una obra que supone un hito en lo que podríamos llamar el "non-fiction theatre". Si fuera el crítico Marcos Ordóñez, escribiría "atención programadores, no lo dejen escapar". Si fuera su manager, estaría llamando a todas las salas alternativas de Europa ofreciéndoles un proyecto que rebosa de autenticidad por todos sus poros. Si fuera el Director General de Culturales, felicitaría a José Antonio De Ory por haber confiado emotiva y económicamente en estas chicas que, si siguen por esta línea, darán mucho que hablar dentro de la escena contemporánea. Rebusco entre mis notas una cita de Peter Brook que ilustre mejor lo que intento expresar y me encuentro con ésta, de El Círculo Abierto, en la que el maestro se pregunta si el hombre puede existir sin un fondo.
“¿Qué puede haber que no sea un decorado ni una nada aséptica? ¿Qué puede haber que sea cálido, humano, que enmarque la acción, llene la imaginación y que, sin embargo, no afirme nada?Si damos a un mundo aparentemente íntegro, con todos sus detalles estéticos, una información completa, una imagen “real”, el público no tiene nada que hacer, acepta la ilusión y se vuelve totalmente pasivo. Si, por el contrario, empleamos dos trozos de madera para sugerir un bosque, o un charco para un río caudaloso, de pronto hay un esfuerzo qué hacer: el inmensamente agradable esfuerzo de permitir que nuestros circuitos completen la imagen en ese instante. Eso también sirve para afianzar la sensación de comunidad entre el público: cada miembro debe usar su imaginación de forma individual, pero, una vez creada la imagen, se percibe una labor compartida, una experiencia común, una participación auténtica en la obra que va más allá de las visiones simplistas de los años sesenta en las que se pretendía dar una sensación de propósito compartido animando al público a invadir el espacio de actuación, formando parte de la acción para así sentir que participa. Cuando recurrimos a la imaginación, el acto de compartir es momentáneo e invisible. Se trata de la creación efímera de una visión común sin la imposición de una escenografía en perspectiva, y por eso es mucho más valioso.”
Peter Brook

sábado, 17 de mayo de 2008

Mayo literario (10)


No compré muchos libros en la última feria del libro. En esta etapa de mi vida, no quiero acumular más peso del imprescindible. Como la biblioteca de Mario está bien surtida, no necesito buscar lecturas fuera de casa. Sin embargo, con “Hotel Nómada”, de Cees Noteboom, hice una excepción. Hace unos días, en una de nuestras habituales conversaciones por chat, mi amiga Ana María me lo recomendó. En la feria, recuerdo que Mario Bellatin me comentó que lo conocía. Suficiente. En la contraportada leí que “éste es un libro dedicado a los viajeros, a quienes entienden el viaje no como una huida sino como un modo de conocerse a sí mismos; a quienes creen que a viajar se aprende, como se aprende a leer, a amar, a morir”. Tuve que comprarlo, por todo esto y por la curiosidad de conocer a un autor holandés. Creo que nunca he leído nada antes de un escritor de los países bajos. Curiosamente, hoy he almorzado con una amiga arquitecta (arquitecta renegada según ella) y hemos estado hablando mucho de Holanda, de su estancia en Rótterdam, en donde vivió casi tres años, estudiando un master en Media Design, y del incendio de una facultad de arquitectura que ha forzado a los profesores a impartir sus clases en unas improvisadas tiendas de campaña.
“A lo mejor es cierto que el verdadero viajero se halla continuamente en el ojo del huracán. El huracán es el mundo, el ojo, aquello con que el viajero contempla el mundo. La meteorología nos enseña que en el interior de este ojo reina la calma, tal vez la misma calma que en la celda de un monje. Quien aprenda a mirar por este ojo, quizás aprenda también a distinguir lo esencial de lo fútil o, cuando menos, a ver en qué se diferencian y en qué son iguales las personas y las cosas. Según Baudelaire, los viajeros parten por partir y lo hacen cargados de falsas ilusiones. Los viajes dejan en el hombre un poso de –amarga sabiduría- al enfrentarse con un –mundo pequeño y monótono, que ayer, hoy y mañana nos devuelve la imagen de nuestro propio ser: un oasis de horror en un desierto de hastío-. Visto desde esta perspectiva, cabría decir que quien huye de la realidad es aquel que se queda en casa sometido a la rutina de la vida diaria, porque no puede soportar la amarga sabiduría que proporciona el viaje. A mí me da igual quién sea el héroe, lo importante es que cada cual siga los dictados de su alma, cueste lo que cueste.”

viernes, 16 de mayo de 2008

Mayo literario (9)


Andrés Jaque es un anarquista. Un anarquista tupperware o de sala de estar pero un anarquista. También es arquitecto. Un arquitecto peculiar, que entiende su disciplina como una práctica política. Aunque mantiene un estudio de arquitectura “convencional” http://www.andresjaque.com/, se nota que lo que a él le gusta realmente es su oficina más “alternativa” http://oficinadeinnovacionpolitica.blogspot.com/, desde la que se dedica a maximizar el riesgo y a generar controversias. Influenciado por Edgar Morin y su ética del riesgo, imparte talleres con títulos tan sugestivos como “el paisaje, la tele y el cuarto de estar” o “diseño, telenovelas y sentimentalismo” o incluso “te amo-te odio tanto”, talleres de arquitectura en los que se habla más de David Lynch que de Mies Van Der Roe. Sobre sus proyectos destaco por encima de todo lo que él ha llamado el primer “chill-out católico”, la restauración de la Casa Sacerdotal Diocesana de Plasencia. Aunque a los curas viejitos parece que no les ha entusiasmado este ambiente pop, me los imagino escuchando, a escondidas, “quiero ser santa” en la sacristía.
http://www.youtube.com/watch?v=5FUJzcBUsCs&feature=related.
Andrés es un artista plástico que plantea acciones como la “technogeisha”, una anfitriona hiper-equipada para crear amistades entre agentes más o menos peculiares, o un banquete político, el “banquete del litro de petróleo”, en el que unos mesoneros iban sirviendo canapés de color negro cuya producción (desde el cultivo o crianza hasta su elaboración) y transporte habían consumido la energía que puede extraerse de un litro de petróleo. Estoy seguro que al príncipe negro era uno de ellos. Andrés es un activista ecológico y uno de sus últimos proyectos ha sido crear las “skin gardens”, que la actriz Lluvia Rojo luce en la foto que acompaña este texto, y que obligan al que las adquiere a formar parte de un experimento y remitir un informe contando lo que ha ocurrido mientras las llevaba: conversaciones, encuentros, etc. Andrés es también un conversador de primera y estos días en Bogotá hemos compartido buenos momentos e incluso un intento, frustrado por suerte, de ataque de un grupo de mariachis enloquecidos que intentó asaltar por la fuerza nuestro taxi sólo porque nos asomamos a preguntar cuanto nos costaría una serenata. En definitiva, Andrés Jaque es un terrorista poético y, como Hakim Bey, cree en el entretenimiento radical. Sólo espero que el día que cree mi propia Zona Temporalmente Autónoma (TAZ), me la diseñe Andrés.

“La TAZ es una forma de sublevación que no atenta directamente contra el Estado, una operación guerrillera que libera un área –de tierra, de tiempo, de imaginación- y entonces se autodisuelve para reconstruirse en cualquier otro lugar o tiempo, antes de que el Estado pueda aplastarla. Puesto que el Estado tiene más que ver con la Simulación que con la substancia, la TAZ puede “ocupar” estas áreas clandestinamente y llevar adelante sus propósitos subversivos por un tiempo con relativa tranquilidad” “En suma, el realismo nos impone no sólo dejar de esperar la Revolución, sino dejar de desearla. Revuelta sí, tan a menudo como sea posible, e incluso asumiendo los riesgos de la violencia. Los espasmos del Estado Simulador serán “espectaculares”, pero en la mayoría de los casos la mejor y más radical táctica será retirarse del área del simulacro, desparecer. La TAZ es un campamento de guerrilleros ontológicos: atacan y escapan. El ataque se hace contra estructuras de control, esencialmente contra las ideas; y la defensa es la “invisibilidad” –un arte marcial- y la “invulnerabilidad” –un arte oculto entre las artes marciales. La “máquina de guerra nómada” conquista antes de ser detectada, y se desplaza antes de que el mapa pueda ser reajustado.”
Hakim Bey
El ensayo completo, una joya, está disponible en la web: http://www.merzmail.net/zona.htm

jueves, 15 de mayo de 2008

Mayo literario (8)


Guillermo Martín Bermejo es uno de los artistas plásticos invitados para este festival de jóvenes creadores que estamos gestionando por las alturas cachacas. Es también un gran tipo, alguien con quien puedes salir a tomar un trago, o unos cuantos, a un sinfín de bizarros locales de la noche bogotana. Sus proyectos toman nombres con los que me identifico plenamente, como soledad en el supermercado (yo no puedo andar por esos pasillos sin alma sin llamar a nadie por el celular, para que no me deje solo), pequeños ataques de ternura (a mí me suelen ocurrir a media tarde, a esa hora en que Bogotá tiene tal vez la mejor luz del mundo) o teoría de la fragilidad (de la cuál podría aportar algunos datos los domingos por la noche). Sus proyectos suelen tener un origen literario. Así, los niños perdidos que deambulan estos días por La Candelaria, La Macarena, Chapinero o la Zona Rosa están inspirados en Peter Pan. Teoría de la fragilidad, en cambio, es un homenaje a los héroes frágiles, a los antihéroes, a los que a través de la diferencia y la fragilidad logran ser ellos mismos, también a toda la literatura europea de finales del XIX y principios del XX, Jakob Wassermann, Joyce, Proust (nuevamente Proust!). Sentados en una mesa de Billares Londres, nos reímos al comprobar que la madre de Guillermo, como la mía, insistió e insistió en que leyera a Proust y a él, como a mí, le costó entrar en el mundo de Guermantes. Tras varios intentos frustrados, en algún momento de los años 90, finalmente superamos los prejuicios y descubrimos al gran maestro ante el cuál sólo cabe descubrirse:

"Cuando volví a encontrarme solo en casa, acordándome de que había ido a hacer una excursión a prima tarde con Albertina, de que cenaba pasado mañana en casa de la señora de Guermantes y de que tenía que contestar a una carta de Gilberta, tres mujeres a las que había querido, me dije que nuestra vida social está llena, como el estudio de un artista, de esbozos abandonados en los que por un momento habíamos creído poder plasmar nuestra necesidad de un gran amor, pero no pensé en que a veces, si el bosquejo no es demasiado antiguo, puede ocurrir que volvamos a tomarlo y que hagamos de él una obra completamente diferente, y quizás más importante, inclusive, que la que primeramente habíamos proyectado"

martes, 13 de mayo de 2008

Mayo literario (7)


En todo este lamentable culebrón barcelonista que hemos padecido últimamente, los medios de comunicación, como siempre, se han callado lo mejor. Así, lo más fuerte que se ha escuchado, por lo menos al otro lado del atlántico, es que en el vestuario hay un problema de vicios, sin especificar cuáles claro. El típico “avi” del Barça puede pensar que Valdés es un vicioso del tetris, que Henry mata su despecho con las películas porno de Nacho Vidal o que Márquez ha superado el record de millas de Iberia sólo con sus vuelos por el puente aéreo. Cualquier cosa menos decir la verdad: se meten de todo. Los que se llevan palma, según fuentes bien informadas, son Ronaldinho y Deco. La imagen de Rijkaard con los ojos vidriosos y esas pupilas dilatadas hasta el extremo no admite dudas. Al amigo Frank le gusta el skunk. Y bueno, dirán algunos, y yo de acuerdo, qué más da, si es el entrenador, él no juega. No seré yo quien me ponga moralista pero, claro, luego pasa lo que pasa, no metemos un gol ni al arco iris. En todo caso me parece magnífica la pancarta de despedida con que le obsequiamos los culés. Una ingeniosa versión del himno del Liverpool. Que te vaya bien Frankie, nos vemos en Aruba y nos fumamos todo lo que quieras.
(Como a Rijkaard lo va a sustituir Pep Guardiola, y como se supone que esto es un blog literario, termino con una cita de Javier Marías, otro madridista con criterio, relativa a una especie de perfomance literario-futbolística que se llevó a cabo en Barcelona y en la que participó nuestro futuro entrenador, el gran Pep Guardiola)
“Hubo otro encuentro apasionante, con un punto de delirio surrealista que cuadraba muy bien con las intenciones de los organizadores. Sergi Pàmies, escritor catalán con un sólido historial culé, y Pep Guardiola, cuyo historial azulgrana no es menos rotundo, conversaron a la misma hora que se disputaba el Barça-Internacional de Porto Alegre. Si la conversación resistía esa prueba de fuego, es que el fútbol es más que cultura. Es amianto. Al fondo del escenario, dos pantallas gigantes recogían en directo las imágenes de la final de la Copa Intercontinental. Lo que de entrada parecía una aberración se transformó en un exitoso experimento. La esforzada conversación, que en todo momento resistió la presión de las imágenes, fue un memorable intercambio de cultura futbolística, de cultura a secas, y hubo momentos mágicos en que una línea contundente de Pàmies coincidió con un tiro de Ronaldinho, y una lúcida reflexión de Guardiola se reflejó en un paradón de Victor Valdés. En otro momento, esa conversación se habría considerado como un subversivo ejemplo de arte contemporáneo. A los presentes, les pareció algo natural, un juego entre personas inteligentes. El fútbol, en fin.”

lunes, 12 de mayo de 2008

Mayo literario (6) episodio fantasma


Félix Romeo vino a invitado a dar un taller de escritura en la Feria del Libro de Bogotá. También participó en una bizarra mesa redonda sobre “la nueva narrativa en blogs”, en la que el supuesto bloggero colombiano más popular intervenía por video-conferencia. Lástima que debido a una mala conexión no se entendiera casi nada de lo que decía. En algunas de las noches que estuvo por estas tierras tropicales, compartimos mesa y sobremesa con gente muy diversa: filósofos fanáticos de El Club de la Lucha y de Muchachada Nui, escritores apasionados por las japonesas, periodistas obnubilados por las novias de sus amigos, todos ellos convocados por José Antonio en almuerzos, cenas o tertulias. Sin embargo, le faltó algo. Como cuenta en su columna semanal en ABCD, http://www.abc.es/abcd/noticia.asp?id=9750&num=849&sec=38, le faltó encontrar la calle del fantasma. No era una misión fácil porque es una calle del barrio de La Candelaria que aparece y desaparece, en función de con quién anda uno. Así el bueno de Félix perdió la pista de Mario Bellatin y ése fue su gran error. Porque Mario es un escritor muy vinculado con los fantasmas. Lo explica así: “No podría decir que trabajo de una sola manera. Con cada libro hallo nuevas formas de construir y de relacionarme con el texto. De hecho, de cada una de estas experiencias existe no sólo el libro que ha sido publicado, sino otro que yo llamo fantasmagórico. Es decir, una obra alterna a la editada que, bajo el mismo nombre, contiene la versión privada de los hechos.” Claro que leyendo esto me entran las sospechas. ¿Será que fue el fantasma de Bellatin y no el propio Bellatin el que estuvo deambulando por la feria? ¿Es Gigi real o es, como sospecho desde el primer momento que la vi, una replicante? Recuerdo que en una entrevista comentó que todo él era de ficción. Viendo la foto que acompaña este texto, las dudas aumentan.
“No creo tener ninguna duda de que el misterio que acompaña mi vida se encuentra en el punto de origen de mi escritura. Sólo ahora, después de tantos años de búsqueda e indagaciones, sé que ese misterio seguirá siendo inaccesible hasta el día de mi muerte.”

domingo, 11 de mayo de 2008

Mayo literario (5)


Andrés Barba se ha convertido en una especie de intelectual de la pornografía. Haber ganado el premio Anagrama de Ensayo con La Ceremonia del porno le permite viajar por el mundo presentando su libro y disertando sobre el tema. En Bogotá le ponemos de interlocutora a Margarita Posada, periodista colombiana que tuvo durante unos cuantos años una columna de sexo muy popular, http://www.revistadiners.com.co/noticia.php3?nt=25267, y el resultado es un conversatorio (cómo me gusta esta palabra) divertido en el que me entero de que grandes cineastas como Murnau o Hitchcock rodaron un cortometraje porno (el que sepa cómo conseguirlos que avise) o de que la pornografía es el único fenómeno social que ha sido acusado de ser simultáneamente peligroso, repugnante y aburrido. Curioso. Por mi parte, tengo amigas que dicen que uno siempre aprende algo en las películas porno y tengo amigos que ven minutos y más minutos de porno a la espera de ese momento en el que detectan, en el rostro de la actriz de turno, un instante de excitación verdadera… Por la noche nos juntamos un grupo y nos acercamos a tomar una cerveza a La Piscina, el prostíbulo más famoso de Bogotá. A pesar del aroma “traqueto” que se respira y lo poco porno que puede ser que una chica te baile a un metro con un guardia de seguridad al lado, todos valoramos la innovación que supone sustituir la clásica barra por un puente que cruza la piscina que ocupa la sala principal del antro. Después de un rato, concluimos que las amigas que nos acompañan nos parecen mucho más excitantes que las profesionales del local y nos vamos con viento fresco a otro lugar con menos pretensiones. Ya en mi apartamento pienso en el gran Houllebecq y rebusco entre mis notas este texto sacado de La posibilidad de una isla.
"Tenía una técnica muy perfeccionada, obviamente inspirada en las películas porno; se veía enseguida porque hacía ese gesto, que tan pronto se aprende en las películas, de echarse el pelo hacia atrás para que el chico, a falta de cámara, pudiera contemplarla en plena acción. La felación es desde siempre la estrella de las películas porno, lo único que puede servir de modelo útil a las jovencitas; también es lo único en lo que a veces se ve la emoción real del acto, porque es lo único en lo que el primer plano es también un primer plano del rostro de la mujer, lo único que permite leer en sus rasgos ese alegre orgullo, ese arrobo infantil que se siente al dar placer...
... como muchas chicas muy guapas se sentía mal con facilidad, era delicada en el plano nutricional, y al principio se lo había tragado con reticencia; pero la experiencia le había demostrado con perfecta claridad que tenía que resignarse, que la degustación del esperma no era, para los hombres, un acto indiferente u opcional, sino que constituía un testimonio personal insustituible; ahora lo hacía con alegría, y yo sentí una felicidad inmensa al correrme en su boquita"

Mayo literario (4)

Revisando entre los libros de Mario me encuentro con un ejemplar de EXIT, la fantástica revista que dirige Rosa Olivares. Es un número dedicado a los libros. Me quedo embobado con la foto de portada. Busco en los créditos y veo que es una obra de Nazif Topçuoglu, un fotógrafo turco. La ha llamado The Proust Picture. Genial. A propósito de la lectura, ayer recordé lo que dijo Valdano (uno de los pocos madridistas con criterio) sobre por qué debe uno leer. No es, como decía el slogan de la feria del libro, que la lectura barra la ignorancia. No. El libro no es una escoba. Valdano se dio cuenta de que, cuando leía, al día siguiente, jugaba al fútbol de otra manera. Y eso es. Uno lee para ser distinto.

“Los mediocres por lo común suponen que al dejarnos guiar por los libros que admiramos también nos dejamos arrebatar nuestra facultad de juicio, si no en su totalidad sí en buena parte de la independencia que le es connatural. “Que puede importarle a usted lo que sienta Rushkin: siéntalo usted por sí mismo.” Semejante planteamiento se fundamenta en un error psicológico que descartará de plano todo el que haya asumido una disciplina espiritual, todo el que por lo tanto sienta que su poder de comprensión y de sentimiento son infinitamente realzados, y que sus facultades críticas jamás se paralizan. No hay mejor manera de tomar conciencia de lo que uno siente que procurar recrear en uno mismo lo que ha sentido un maestro. Gracias a ese profundo esfuerzo es nuestro pensamiento el que sale a luz junto con el suyo.”
Marcel Proust

viernes, 9 de mayo de 2008

Mayo literario (3)


24 horas con Mario Bellatin

Mario Bellatin lleva unos meses viajando por el mundo. De suite en suite y tiro porque me toca. Una semana está en New York, invitado por el Instituto Cervantes, y la siguiente en Sao Paulo, en donde es capaz de crear un libro en 5 días con sus estudiantes. Otra se la pasa en Brown escuchando a universitarios hablando sobre su obra y la siguiente en Los Angeles, inaugurando una nueva universidad. En Cuba es jurado de un premio y lo tratan a cuerpo de rey. En México recibe el premio nacional de literatura y lo tratan como un príncipe. Pero a Mario lo que le gusta es jugar. Una de sus últimas travesuras ha consistido en escribir un texto en el suplemento cultural de La Nación sobre Kawabata con la técnica del Copypaste. A partir de textos escritos sobre él por algunos críticos literarios, y cambiando Bellatin por Kawabata y literatura japonesa por latinoamericana, construye un texto brillante (www.adncultura.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1002472) sobre la obra del autor japonés, que incluso recibe elogios en la web. Ahora, en la Feria del Libro de Bogotá, en un homenaje a Bolaño, al lado de Zambra y Kohan, responde a un sorprendido moderador con fragmentos del mismo texto sustituyendo Kawabata por Bolaño y literatura japonesa por latinoamericana, como si se hubiera preparado las preguntas. Una de sus alumnas de la Escuela Dinámica, Gigi, una joven lacaniana con aspecto postmoderno, me lo cuenta entre risas, en el auditorio donde se lleva a cabo este insólito evento. Nuevamente Mario se divierte mostrando la absurdidad de estos encuentros literarios repletos de cháchara vacía y lugares comunes. Se me ocurre que alguien debería preparar el remake latinoamericno de “Being John Malkovich”. Se podría llamar “Ser Mario Bellatin”. Al rato damos una vuelta por el piso de arriba en donde los organizadores han tenido la maligna idea de juntar a todos lo freaks. Así, mientras buscamos a la asociación musulmana, nos encontramos con stands tan pintorescos como la sociedad de la imaginación, el nadaismo, Hercóbulus el retorno del planeta gigante, libros de iluminación, el bazar de los recuerdos, la inteligencia extrema o el anticristo. En otro stand nos hacemos una prueba lectura haciéndonos pasar por Alí Chumacero (Mario), Margo Glanz (Gigi) y Marcos López. Suspendemos claro. Nos recetan un curso sobre técnicas de lectura. Finalmente encontramos el stand del centro cultural islámico. Mario busca una traducción española de El Corán. Curiosamente, tienen un ejemplar pero no nos lo quieren vender. Salam Aleikum pues. Nos tomamos unas fotos, con una cámara de plástico de 1960, y nos alejamos de la feria de las vanidades. Atardecemos en un café de La Candelaria escuchando a Silvio Rodríguez y a Sabina. Llega la noche y, a falta de Kaurylandia, nos refugiamos en el edificio del Bosque Izquierdo. Trago tras trago, hablamos de todo y de nada: de la dificultad de no aburrirse en un teatro, de la imposibilidad de conjugar el verbo amar, del mezcal de Oaxaca que le retuvieron en el aeropuerto, de cómo jinetear en Cuba y no morir en el intento, de un método infalible para detectar a un buen o mal escritor, del perro que le han regalado en pago por los derechos de autor de una novela y de lo bien que nos sientan estos reencuentros por bienales, ferias y congresos. ¡Hasta la próxima baby!


Mayo literario (2)


Hoy sí que ha empezado el festival. Un artículo de más de media página en El Tiempo, más un recuadro en segunda página para Andrés Barba, ha dado visibilidad a todo lo que estamos montando en Bogotá. Llamadas de programas de radio, televisión, revistas, en fin, mejor así, para salir de la melancolía proustiana (gracias Parra) y no pensar ni en el Barça ni en Berlín ni en Buenos Aires… Pero como esta noche toca Cat Power, supongo que lo mejor, para disfrutarlo bien, será seguir imbuido de este ánimo otoñal. Están aflorando ciertos sentimientos que en Caracas yacían escondidos. Como saben bien los que sobreviven en el trópico, en esa latitud la depresión es algo de mal gusto y nunca dura más de lo que tarda un amigo en organizarte una rumba. Aquí en Bogotá, con el fresquito, se le permite a uno regodearse en sus pensamientos, aunque tampoco mucho más tiempo. Para colmo, estoy leyendo a Efraim Medina Reyes, un escritor de Ciudad Inmóvil, o sea Cartagena, con el que pensaba evadirme pero resulta que topo con su romanticismo exacerbado…

“Lo razonable sería ir abriendo cada día más la llave de lo irracional. Dejar de fraguar hijos y tener un loco amor sin destino, vano, superfluo. Un amor que nos envenene la sangre y nos haga trizas, un amor sin trampas, sin huesos, sin vientre. Urdir una mujer imaginaria que amanezca árbol. Lo razonable sería que estas palabras no fueran razonables.”

“Me llamo Sergio Bocafloja y vivo en el piso 19 de un edificio de apartamento en el Centro de una pequeña, bella y hedionda ciudad. Me levanto de la cama a medianoche porque me duele la espalda, me asomo en la ventana y veo en la distancia la luz de numerosas ventanas donde otros hombres estarán asomados. ¿Qué razones tendrán? A mí me duele la espalda, otros tendrán insomnio, pero creo que la razón más importante para que haya hombres asomados en las ventanas a esta hora es el sexo: una vez eyaculas los besos son fríos y las palabras inútiles. La cama se convierte en su sitio peligroso. Lo que en verdad quisieras es estar a muchas millas de allí pero solo tienes esa ventana. Estás satisfecho y un poco asustado. Me pregunto si hay espacio suficiente en una ventana para alguien que no quiere saltar”

“las verdades tardías son peores que las mentiras eternas”


lunes, 5 de mayo de 2008

Mayo literario


Empezó mayo. Lo intuyo intenso. La feria del libro, los excesos de la noche bogotana y el largísimo puente, de jueves a lunes, me dejan algún tiempo para leer, entre viaje y viaje al aeropuerto, mientras recibo a los primeros creadores del festival. Como siempre, la realidad imita a la ficción y como Amalfitano, siento jet-lag sin haber salido de Bogotá. Me sumo al homenaje de la feria y transcribo estas líneas de 2666, la inabarcable novela póstuma de Roberto Bolaño.

"Amalfitano tenía unas ideas un tanto peculiares al respecto. No las tenía siempre, por lo que tal vez sea excesivo llamarlas ideas. Eran sensaciones. Ideas-juego. Como si se aproximara a una ventana y se forzara a ver un paisaje extraterrestre. Creía (o le gustaba creer que creía) que cuando uno está en Barcelona aquellos que están y son en Buenos Aires o el DF no existen. La diferencia horaria era sólo una máscara de la desaparición. Así, si uno viajaba de improviso a ciudades que en teoría no deberían existir o aún no poseían el tiempo apropiado para ponerse en pie y ensamblarse correctamente, se producía el fenómeno conocido como jet-lag. No por tu cansancio sino por el cansancio de aquellos que en aquel momento, si tú no hubieras viajado, deberían de estar dormidos. Algo parecido a eso, probablemente, lo había leído en alguna novela o en algún cuento de ciencia ficción y lo había olvidado.Estas ideas o estas sensaciones o estos desvaríos, por otra parte, tenían su lado satisfactorio. Convertía el dolor de los otros en la memoria de uno. Convertía el dolor, que es largo y natural y que siempre vence, en memoria particular, que es humana y breve y que siempre se escabulle. Convertía un relato bárbaro de injusticias y abusos, un ulular incoherente sin principio ni fin, en una historia bien estructurada en donde siempre cabía la posibilidad de suicidarse. Convertía la fuga en libertad, incluso si la libertad sólo servía para seguir huyendo. Convertía el caos en orden, aunque fuera al precio de lo que comúnmente se conoce como cordura."