domingo, 7 de diciembre de 2008

diciembre peludo 3


Este disco es una maravilla para los sábados, me suelta Martín de repente. Esta vez el esclavo se escapó, canta Calamaro mientras me tomo mi primer café de la mañana. Buenos Aires, como Bogotá, como las ciudades en las que vale la pena vivir, tiene un excelente servicio de deliverys. El cartel Pop 101.5 sigue en su sitio. Pienso en esa chica que me tuvo ayer hipnotizado. Tiene los requisitos básicos: personalidad y sentido del humor. Claro, también tiene unos preciosos ojos azules, una sonrisa juguetona y un pelo rubio angelical. Brindo por las mujeres que derrochan simpatía. Se llama Olivia y tiene un año y pocos meses. No me llamen más Herodes ¡Quiero ser mamá! Sé que ella siente lo mismo. Ya sabe mi nombre. Juega conmigo. Me lee los pensamientos. Sé que me extraña mientras escribo estas líneas. Brindo por seguir queriéndote toda la vida. Cómica la imagen. Localización: una calle en Recoleta. Hora: las seis de la tarde. Actores: Martín cargando en brazos a Olivia, yo manejando el cochecito de bebé. Como una pareja ZP caminando por Chueca. Felices. Viendo orgullosos las miradas envidiosas de los paseantes. Viendo también las piernas de las porteñas. ¡Está buena Buenos Aires! Con tal de estar cerca de Olivia soy capaz incluso de casarme con Martín. Eso no estaba en los planes de ninguno de los dos. Me pides paciencia, te pido perdón, insiste Andrés. Más tarde Jotapé me dice que él lo recomienda a todo el mundo. Lo de tener hijos. Pero yo no quiero tener un hijo cualquiera. Yo quiero a Olivia como hija…
Le pregunto a Juan Forn por un autor y me recomienda a Fabián Casas. Navego por la red y leo algunos poemas.

Un plástico transparente
Abrí la puerta y te estabas bañando.
Los vidrios empañados, el ruido del agua
detrás de las cortinas,
las cosas esenciales instaladas fuera de la razón.
Me llamaste, acercaste la cara
y nos besamos a través del plástico
transparente: fue un instante.
Las parejas y las revistas literarias
duran casi siempre dos números.
Sin embargo, de a poco,
le fuimos ganado terreno al río:
días interminables en los que el caos
tomaba tu forma para envolverme mejor.

3 comentarios:

¿Qué es esto? dijo...

Che, Olivia, qué linda que estás. Decile a tus padres que no se anden con pelotudeces y te traigan sha a Venezuela. Tenés que conocer a una amiga que te va a encantar. Besos totales, nena.

Pd.- Al tipo raro ese, el catalán gigante, te lo podés traer si querés, es rebuena onda y acá hay sofás para ver los partiodos del Barça.

Martín dijo...

Querida Carlota, ante todo muchos besos y abrazos. Te cuento que en enero estaré por allá, pero no podré llevar al catalán gigante porque ique se va a Barcelona, ya sabes, el mismo cuento de siempre, seguro no se va y lo veremos en algo así como manejando el AECI de Paramaribo o Tegucigalpa.

El poema de Fabián Casas me gustó mucho, linda historia como para una sesión de fotos de duchas.

Agradézcole todos los halagos hacia el ángelito llamado Olivia.

Marc dijo...

Tienes razón Martín, el texto es ideal para acompañar a tu muestra la cuál, con tu permiso, puede verse en el siguiente link de Flickr
http://www.flickr.com/photos/martinchateau/sets/72157603162290742/