martes, 26 de agosto de 2008
Agosto musical 9
Conocí a Rodrigo García en uno de los últimos Festivales Internacionales de Teatro de Caracas. "Compré una pala en Ikea para cavar mi tumba" fue la obra de la que todo el mundo habló antes, durante y después del festival. Recuerdo que en la primera de las cuatro funciones que llenaron la sala de la Biblioteca Nacional los gritos de "fuera, fuera", "esto es una mierda", contrastaron con la prolongada ovación que cerró la asombrosa puesta en escena. Entre los silbidos y los aplausos, entre los gritos y las risas, una persona se movía inquieta por la sala. Como un niño con un juguete nuevo, con los ojos bien abiertos para no perderse ni un detalle, Rodrigo García observaba las reacciones de un público poco acostumbrado a que en un escenario exploten árboles de Navidad o a que las lasañas congeladas se coman así, congeladas. La mezcla de pólvora, vómito y orines dejó en el ambiente un halo de destrucción poco apto para el espectador cómodo que busca en el teatro la evasión de la rutinaria cotidianeidad.
Rodrigo García no concibe el teatro como un entretenimiento. Para eso ya está la publicidad, mundo en el que trabajó durante diez años como creativo y del que ahora se nutre para rebentarlo desde dentro. Sus puestas en escenas son puñetazos en la barriga de una sociedad materialista e hipócrita. Algunos, con un deje de desprecio, le llaman provocador. Para él lo verdaderamente provocador es ese teatro que insulta al espectador con un humor fácil para todos los públicos.
En Bogotá no se conoce la obra de Rodrigo García. A partir del próximo 30 de agosto, y durante todos los sábados y domingos de septiembre, la Asociación Amigos del Hermano Eterno presentará "¡Haberos quedado en casa, capullos!", cuatro textos cortos de Rodrigo en los que se habla sobre la familia, el trabajo, la educación y tantos otros temas que claramente no funcionan demasiado bien hoy en día. Un excelente grupo de actores-cómplices-amigos -Jimena Durán, Valentina Monsalve, Patricia Tamayo, Margarita Hasbún, Mario Duarte, Martín Fernández y Carlos Gutiérrez- compartirán con el público (sólo 30 espectadores por función) en un recorrido que, iniciándose en la Valenzuela Klenner Galería, transcurrirá por distintos espacios de La Macarena.
"…creen que porque una foca aprendió hacer una gracia, elevan la categoría de foca a ser inteligente. Y lo que hacen es reducir a la foca a una fantochada lamentable. Es como ir a una oficina: se reducen acciones humanas como pensar, caminar, sentarse, hablar, a una fantochada lamentable. Pero si no tienen nada en contra de la organización del trabajo, como van a tener algo en contra de los entrenamientos de las focas…"
Müller y Bernhard son algunos de los referentes de sus textos aunque según Rodrigo sus obras "se parecen más a un informe de Amnistía Internacional que a un poema de T.S. Elliot". Rodrigo García no cuenta historias porque "a nadie le pasan historias". Las personas hablan, sonríen, se enfadan, se relacionan, etc. Los actores de sus obras viven situaciones reales y portan un discurso complejo, contradictorio, duro, límite.
El autor, hijo de españoles emigrados, argentino de nacimiento aunque afincado en España desde hace casi 20 años, no engaña a nadie. Títulos como "Conocer gente, comer mierda", "Agamenon: Volví del supermercado y le di una paliza a mi hijo" o "Prefiero que me quite el sueño Goya a que lo haga cualquier hijo de puta" lo dejan claro. No buscan atrapar a un espectador despistado un viernes por la noche. Sus obras buscan la confrontación con el espectador, el impacto y la reacción, rechazan la indiferencia y exigen un posicionamiento. A pesar de la dureza del lenguaje, el texto es optimista ya que invita a rebelarse, a intentar cambiar las cosas, a no quedarse esperando a qué otros lo hagan por nosotros.
"La esperanza tiene un límte, como la paciencia
La esperanza es delicadamente paciente es la hermana educada de la pasión; es estúpidamente falsa, ya que se miente a si misma: ve donde no hay
Cuando la pasión no se consuma se deforma y toma el aspecto de
Esperanza
Quien vive con esperanza vive con un cáncer
La pasión es lo único a lo que debo mi vida
Se la debo
Se la ofrezco
Delicadamente
Sin apasionamientos
Impertinencia, sé mi mayor virtud"
(Extracto de After Sun)
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