miércoles, 31 de diciembre de 2008

diciembre peludo 8



empecé estos escritos a mi llegada a Bogotá y los interrumpo ahora que salgo de ella
toca regreso a mi querida/odiada Catalunya

dejo ahí las inquietudes y asumo mi escepticismo activo
eso sí, ¡siempre a la orden!

gran abrazo a tod@s y buen año


lunes, 22 de diciembre de 2008

diciembre peludo 7


Me cuesta pero lo consigo. A la tercera va la vencida. La primera vez que lo intento llego a la esquina de Salvador y Gascón (gracias al preciso dato de Andrea) pasadas las nueve de la noche. Como aún es de día, anochece tardísimo en esta época en Buenos Aires, supongo que la librería La Internacional estará abierta. Suposición incorrecta. Me conformo con mirar a través de las rejas y me fijo en un libro de Vila-Matas del que no tengo noticia: "Y Pasavento ya no estaba". Debo intentarlo otra vez, pienso, y sigo caminando por Palermo Viejo sintiendo algo que, unos días después leo en ese misterioso, al menos para mí, nuevo libro de Vila-Matas. "En Argentina se siente la presencia de Europa con mucha más intensidad que en Europa, y al mismo tiempo se es exterior a ella". La segunda vez llego pasadas las dos (he retenido el mensaje que cuelga en la puerta de la librería: horario, de 2 a 9). Sigue cerrada. Vuelvo a mirar entre las rejas y concentro mi mirada en ese libro que me espera impaciente. Como es la hora del almuerzo entro en La Peca, un resto-bar situado estratégicamente en la esquina opuesta. Elijo una mesa desde la que puedo observar cualquier movimiento sospechoso frente a la librería. Una cerveza, un churrasco de pollo y una ensalada más tarde, sigue todo igual. Los meseros me animan informándome de que, normalmente, la "chica" llega entre las dos y las tres. Hoy debe ser un día anormal, pienso. Un café y una galleta más tarde me largo con viento fresco, convencido de que la tal librería La Internacional no abre nunca, que es una tapadera para, por ejemplo, los famosos maletines venezolanos. Horas después, tras una nueva vuelta por Palermo, decido soltar esa inquietud y darme una nueva oportunidad, y regreso, por tercera vez, a la esquina de Salvador y Gascón, y esta vez sí, la puerta está medio abierta, y adentro no me recibe ninguna chica sino el joven y sonriente Francisco Garamona, poeta y editor responsable de esa pequeña-gran editorial que es Mansalva, una editorial, concuerdo con Leo Campos, que es el tipo de editorial que uno le gustaría tener si decidiera montar una editorial. Con Francisco conversamos un buen rato sobre Aira, sobre Bolaño, sobre Bellatin y sobre Raúl Escari, uno de los protagonistas, por llamarlo de alguna manera, de "París no se acaba nunca", y nuevo escritor, a sus sesenta y tantos años, del que acabo llevándome un par de libros, en parte por recomendación del editor, en parte por la estupenda portada y en gran parte también por este párrafo de Vila-Matas reproducido en la contra-portada.

"Pero, ¿qué era exactamente el estilo? ¿Era en esencia la manera que tenía uno de fumar en pipa, por ejemplo? Cuando le pedí su opinión a Raúl Escari, me miró con cara de fastidio y citó a Wilde: "El crimen debe ser solitario y sin cómplices", dijo. Di vueltas a la frase. Tal vez me había querido indicar que los que buscan su estilo habría que decirles que buscarlo es una manera poco sutil de lograrlo, ya que para conseguirlo les bastaría con ser ellos mismos. Me hice el tonto, por si conseguía mayor información de Raúl. "¿Es un crimen el estilo?", pregunté. "Los escritores del futuro serán secos, poco elocuentes, el Gran Estilo les parecerá una mona de pascua", dijo de pronto Raúl. Y luego, poco después, coincidiendo con las primeras gotas de lluvia, añadió un tanto enigmáticamente: "Estar constipado es el futuro del estilo". Al llegar a la rue Mouffetard, entramos en el café Robin, y fue entonces cuando Raúl, viendo que yo estaba tan desconcertado como ansioso por saber más cosas sobre el tema, añadió, casi anidiándose de mí: "Mira, llueve o bien nieva y tú quieres informarme de esto. ¿Cómo lo haces? Pues dices: llueve, nieva. Eso es el estilo. ¿Está claro?"

jueves, 18 de diciembre de 2008

diciembre peludo 6


Riquelme es uno de los grandes futbolistas de los últimos años. Para algunos el mejor. Tuvo la desgracia de recalar en el Barça en los años oscuros. El representante del Opus Dei que ejercía de presidente en esa época, en un extraño momento de lucidez, lo fichó. En ese equipo vulgar, con jugadores como Rochemback, Cristanval o Reitziger a su lado, y con Van Gaal de entrenador, poco pudo hacer. Desde hace unos años lidera al Boca Juniors, su equipo de toda la vida. Me viene todo esto a la cabeza cuando leo, en el colectivo 152, rumbo a la Boca, esta noticia en el periódico CRÍTICA.
“El bondi, el tango, el dulce de leche, la birome y el corralito financiero son marcas registradas de la Argentina. En un futuro cercano, la FIFA deberá certificar el nacimiento de una nueva invención criolla: el aerosol futbolero, que dio buenos resultados en la Primera B Nacional y será usado a partir del año próximo en las canchas de Primera División. Es una buena noticia para Juan Román Riquelme: ya no va a tener que protestarle al árbitro antes de acariciar la pelota. Los que no respeten la distancia serán sancionados inmediatamente, sin necesidad de un telebeam.”
Un aerosol para las faltas al borde del área. Fantástico. Dejo la noticia completa.
http://www.criticadigital.com.ar/impresa/index.php?secc=nota&nid=16876

Más fútbol. En un quiosco en la calle Florida compro la película que Kusturica ha hecho sobre Maradona. Me esperaba más del amigo serbio. El bueno de Emir se dedica a perseguir durante dos años a Diego Armando por todo el planeta y sí, consigue filmar algunos buenos momentos, pero le queda un documental bastante caótico y poco original. Demasiado fanatismo. Aunque para fanatismo, o papanatismo, los de la iglesia maradoniana http://www.iglesiamaradoniana.com.ar.
Una boda bajo el rito del 10 es quizás el momento más delirante de la película. La iglesia tiene sus adeptos, sus festividades (el 22 de junio las pascuas maradonianas y el 29 de octubre nochebuena y navidad maradoniana) y sus oraciones. Adjunto el Padre nuestro. Oremos.

Padre Nuestro (y es nuestro de verdad)
Diego nuestro que estas en la tierra,
santificada sea tu zurda,
Venga a nosotros tu magia,
háganse tus goles recordar,
así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy una alegría en este día,
y perdona aquellos periodistas
así como nosotros perdonamos a la mafia napolitana.
No nos dejes manchar la pelota
y líbranos de Havelange..
Diego

viernes, 12 de diciembre de 2008

diciembre peludo 5


Paso la tarde en San Telmo. Busco un boliche donde disfrutar de una nueva exhibición barcelonista. No lo consigo. El futbol argentino y la desidia del emigrante catalán conspiran en mi contra. Por las calles me topo con tambores, turistas y tarambanas. Me refugio en el Espacio Ecléctico, http://www.espacioeclectico.com.ar/, un reducto independiente que manejan con entusiasmo y bloqueador solar 60 Flor y Eugenia. Veo una obra de teatro de cuyo nombre no quiero acordarme. Decido que ya no me gusta el teatro. Llamo a Martín. Me invita a otra reunión de la colonia venezolana en el exilio porteño. Arepas incluidas. Prefiero ir con el estómago lleno. Entro a Territorio-bar-y-provisiones, a picar algo. Me alegra comprobar que la carta del Territorio también se puede leer en clave Afterpop. Sobre todo la parte de los sándwiches. Dudo entre uno de ciervo y otro de jabalí. En homenaje a Parra opto por el jabalí.

SANDWICHES Ahumados
Ciervo
(pan de campo o de oliva tostado c/ queso crema, ciervo ahumado, queso barra, oliva y albahaca): curioso animal que llegó a la Patagonia igual que la vaca a la Pampa (en barco), cambió su imagen asociada a la literatura infantil y sacó chapa de carne regional: es fuerte, tiene presencia y, pese a todo, es bastante magra. Sale de lo común y se puede comentar entre amigos.
Jabalí (pan de campo u oliva tostado, jamón ahumado, queso tybo, tomate, olivas y hojas frescas de espinaca): otro que cayó en paracaídas, pero como no es tan simpático y tiene mala prensa, ahí anda, corriendo por el bosque, la pampa y el desierto. Está claro, es un chancho salvaje pero que, como corre y no come basura, tiene carne magra y bastante sabrosa: una opción al jamón crudo.
Cordero (pan tostado, carne salteada en tiritas c/verdeo y vino blanco, con champignones, tomate y hojas verdes): modestia aparte, un hallazgo. Quienes lo han probado no han vuelto a ser los mismos: algo dNegritae este sándwich transforma a las personas, abre las mentes, trasmuta las almas… sencillamente una experiencia.
Lomito (Lomo vuelta y vuelta, morroncitos, tomate, champignones, queso crema, y queso gratinado): vapuleado por tanta hamburguesa chatarra, un bifecito vuelta y vuelta no necesita presentación, aunque sí, un poco más de respeto.
Queso de cabra (pasta de queso de cabra picado con aceitunas y ajos, tomate y aceite de oliva): vegetariano y salvaje, una obra de arte. La verdad es que cuando alguien lo pide se nos cae un lagrimón, mezcla de orgullo y nostalgia de saber que muy pronto tendrá entidad propia, lo veremos crecer y dejarnos, como a un hijo.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

diciembre peludo 4


Almuerzo con ideología en Palermo. En el boliche del gallego. Gallegos somos todos aquí, pero unos más que otros. Un local sencillo, un personal agradable y una comida sabrosa. En la pared, enmarcado, este artículo de prensa, el momento de gloria anticapitalista de nuestro héroe gallego. Esto sí es socialismo del siglo XXI.
Después de comer un paseo familiar con Olivia, Martín y María Antonia. Acabamos en la librería La Eterna Cadencia. Lo de las librerías en Buenos Aires, ya se ha dicho pero vale la pena insistir, es único. Hay algo en ellas que te atrapa, y así pasas horas ojeando libros, tomando café, jugando con Olivia, soñando con ovejas eléctricas. Uno está tan a gusto que no se iría. El otro día estuve en la del Ateneo que según los que saben del tema, el periódico The Guardian por ejemplo, es la segunda librería más importante del mundo (no aclaran el sentido de importante). Construida en un viejo teatro, los palcos son ahora salas de lectura y el escenario una cafetería. La platea ofrece de todo. En el suelo, amontonado en una esquina entre manuales de autoayuda y novelas caducadas, encuentro el Manual del Perfecto Terrorista, de Mathias Énard, una divertidísima, y didáctica, novela. Tomo nota de los doce mandamientos, que inician cada capítulo:
Preámbulo: saber fascinar a las masas
1- tener una causa que defender
2- tener un lado místico
3- ser un poco artista
4- respetar el testículo
5- saber convencer
6- saber escoger el objetivo
7- jugar a Comando
8- ser un pelín zoofílico
9- saber sacrificarse por la causa
10- ser un cocinero selecto
Epílogo: tener un mensaje para la humanidad
A la librería que aún no he podido ir es a la de Ávila, la cual ha sido calificada por una revista como una de las seis más bellas del mundo (tampoco se aclara el sentido de bello). Yo me quedo con la Fedro y su gato, en San Telmo. Allí compro El Jardín de la Señora Murakami, de Mario Bellatin. Una pequeña joya. No tardo en leer un párrafo que menciona un acto de terrorismo, poético-gastronómico, que curiosamente, se vincula con el punto 10 anterior.

“Antes de encontrarse con Etsuko, que todas las tardes iba a la universidad a recogerla, Izu se cruzó con dos compañeros de curso. Ambos eran delgados, de cabello algo largo y usaban gafas cuadradas. Estaban sorprendidos con una noticia que había aparecido esa mañana en la página cultural de los periódicos. La nota se refería a un hombre que había decidido vomitar sobre ciertas obras de arte célebres. Aquel sujeto comía piñas o frambuesas hasta hartarse. Acto seguido arrojaba sobre las obras un vómito amarillo o rojo según la fruta que hubiera elegido. Lo amparaban las leyes de los países donde había cometido el acto, pues no podía probarse que fuera intencional. Izu los escuchó de pie. Luego les dijo que tenía prisa.”

domingo, 7 de diciembre de 2008

diciembre peludo 3


Este disco es una maravilla para los sábados, me suelta Martín de repente. Esta vez el esclavo se escapó, canta Calamaro mientras me tomo mi primer café de la mañana. Buenos Aires, como Bogotá, como las ciudades en las que vale la pena vivir, tiene un excelente servicio de deliverys. El cartel Pop 101.5 sigue en su sitio. Pienso en esa chica que me tuvo ayer hipnotizado. Tiene los requisitos básicos: personalidad y sentido del humor. Claro, también tiene unos preciosos ojos azules, una sonrisa juguetona y un pelo rubio angelical. Brindo por las mujeres que derrochan simpatía. Se llama Olivia y tiene un año y pocos meses. No me llamen más Herodes ¡Quiero ser mamá! Sé que ella siente lo mismo. Ya sabe mi nombre. Juega conmigo. Me lee los pensamientos. Sé que me extraña mientras escribo estas líneas. Brindo por seguir queriéndote toda la vida. Cómica la imagen. Localización: una calle en Recoleta. Hora: las seis de la tarde. Actores: Martín cargando en brazos a Olivia, yo manejando el cochecito de bebé. Como una pareja ZP caminando por Chueca. Felices. Viendo orgullosos las miradas envidiosas de los paseantes. Viendo también las piernas de las porteñas. ¡Está buena Buenos Aires! Con tal de estar cerca de Olivia soy capaz incluso de casarme con Martín. Eso no estaba en los planes de ninguno de los dos. Me pides paciencia, te pido perdón, insiste Andrés. Más tarde Jotapé me dice que él lo recomienda a todo el mundo. Lo de tener hijos. Pero yo no quiero tener un hijo cualquiera. Yo quiero a Olivia como hija…
Le pregunto a Juan Forn por un autor y me recomienda a Fabián Casas. Navego por la red y leo algunos poemas.

Un plástico transparente
Abrí la puerta y te estabas bañando.
Los vidrios empañados, el ruido del agua
detrás de las cortinas,
las cosas esenciales instaladas fuera de la razón.
Me llamaste, acercaste la cara
y nos besamos a través del plástico
transparente: fue un instante.
Las parejas y las revistas literarias
duran casi siempre dos números.
Sin embargo, de a poco,
le fuimos ganado terreno al río:
días interminables en los que el caos
tomaba tu forma para envolverme mejor.

viernes, 5 de diciembre de 2008

diciembre peludo 2


Casi nunca recuerdo los sueños. Muchas noches creo que no he soñado nada. Hoy, en cambio, me despierto agitado, con el recuerdo de Arnold Schwarzenegger burlándose de mí. En el sueño Arnold se iba con una amiga querida y lo peor es que a ella le gustaba. Horror. Abro los ojos y estoy frente a un enorme cartel Pop 101.5. Martín Castillo duerme a mi lado. Yo no hablo francés, canta un venezolano en la radio. Yo no compro pan. Esto es lo que hay. Lo que en realidad hay es un jugo de naranja, que aquí le llaman un exprimido, y unas medialunas, que en realidad son unos pony-croissants. Si hoy es viernes, estoy en Buenos Aires. Hoy además, me informa Martín, cumple años Ana. Ella fue vecina mía en el Luxor, en la mítica segunda transversal de los Palos Grandes, durante varios años. Por los avatares del destino, o por el capricho de los ascensores, no la conocí hasta apenas unos días antes de dejar mi apartamento, en marzo de este año. En esos días leí un magnífico artículo en el País sobre el Stilnox y justo Ana me comentó que lo había tomado alguna vez, no sé con qué efectos secundarios, y bueno, ella pasó a ser la chica Stilnox.
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Colocados/receta/elpepusoc/20080205elpepisoc_1/Tes
La chica Stilnox vive ahora en Buenos Aires. Es ahora la mejor amiga de Cristina Fernández, a quién le envía cartas regularmente. Impagable esta última, que recoge el encuentro entre Madonna, Ingrid Betancourt y la propia Cris: http://queridacristina.blogspot.com/
Con Martín nos preguntamos qué tienen en común estas tres señoras y llegamos a la conclusión que todas se han arrodillado ante el farsante mayor, el papa de Roma. Quizás por ese motivo le regalo a mi compañero de cuarto EL OJO EN LA CERRADURA, un conjunto de fotografías de prensa comentadas por la pluma afilada de Juan José Millás. Mi preferida es una nota titulada “La Aurora Boreal y la Cópula”.

"Si Dios hubiera querido que sus representantes en la Tierra fueran estos señores de negro, no habría puesto tanto colorido en la naturaleza. No tendríamos, en fin, pavos reales ni claveles ni orquídeas ni papagayos ni peces de colores. No habría mares ni ríos ni auroras boreales. No conoceríamos el arco iris ni el Sol de medianoche ni la Luna llena ni el reflejo de la luz en tus pupilas. No existiría la selva ni el desierto ni la sabana ni el bosque mediterráneo. Resulta absurdo fabricar un mundo lleno de matices cromáticos y seleccionar, para su administración, a un licenciado en pompas fúnebres. Sería como colocar la embajada de un país caribeño en un piso interior. O como poner al frente de una floristería a un tipo con cara de vinagre. O como nombrar rector de una universidad a un analfabeto. O como encargar a Frankenstein la gestión de un establecimiento de cirugía estética. O como nombrar representante sindical de las aves a una rata.

Si Dios estuviera en contra del sexo, no lo habría hecho tan divertido, tan higiénico, tan alegre. No permitiría que las moscas se aparearan a la vista de todos ni que los mirlos compusieran una sinfonía pública cada vez que echan un polvo. Tampoco le parecería bien que fuéramos por la calle tragándonos las poluciones de las plantas. Pero es que las poluciones, mira por dónde, están ricas porque el sexo, venga de donde venga y vaya donde vaya, tiene un sabor incomparable. Es absurdo estar en contra de él y diseñar un mundo fundamentalmente venéreo. Sería como crear un ciempiés que no anduviera o una libélula que no volara. Los señores de la fotografía, todos obispos, hablan en nombre de Dios, pero observen el daño que les hace la luz. Parece que acaban de salir de una cueva prehistórica y es que acaban de salir de una sacristía, que viene a ser lo mismo. De ahí ese aire fúnebre, crispado, triste y agresivo (no se pierdan la mirada hiriente del personaje central ni las gafas de policía de los otros dos).

Si Dios detestara los olores, no habría creado la jara ni la menta ni el tomillo. Viviríamos en un mundo sin hierbabuena, quizá ni siquiera tendríamos nariz, pues para qué un vehículo del olfato sin olfato. Pues bien, los señores de la fotografía, empeñados en hablar en nombre de Dios, que es lo mismo que si usted se empeñara en hablar en nombre de Sócrates, están en contra de que nos gusten los colores y el sexo y el olfato, como en otro tiempo estuvieron en contra de que la Tierra girara alrededor del Sol, o de que las especies evolucionaran como la ciencia ha demostrado que evolucionan. Cuando no se cabrean por la gravitación universal, se cabrean por que usted se divorcie y sea feliz. Para qué pasarlo bien pudiendo pasarlo mal, gritan desde el púlpito a sus adeptos, que se cuentan entre millones porque no hay nada más democrático que el masoquismo.

La foto corresponde a una manifestación callejera que los señores de negro llevaron a cabo el 18 de junio para defender -decían- a la familia. Como la familia goza de muy buena salud, puesto que el mundo está lleno de familias, hay que suponer que mentían. Y es que otra cosa que les pone enfermos, junto a la aurora boreal y la cópula, es la verdad. Escuchen, si no, la Cope, de la que son propietarios".
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martes, 2 de diciembre de 2008

diciembre peludo


Nace una nueva revista en Venezuela. Una revista de música. Una revista gratuita. Se llama LADOSIS (no me pregunten por qué), http://www.revistaladosis.com/ Una propuesta de Juan Carlos Ballesta, Xabier Landa y Vicente Corostola. Desde mañana estará disponible por Caracas. ¡Búsquenla! A mí me han encargado una sección sobre TV, sobre estas estupendas series gringas que han aparecido los últimos años. Aquí les dejo mi primera colaboración.

Todos queremos a Hank
¿Cómo no quererlo? Hank Moody, el protagonista de CALIFORNICATION, es nuestro nuevo ídolo. Una mezcla imposible de Hank Chinasky y de Efraim Medina Reyes. No necesitamos ni cinco minutos del episodio piloto para saberlo. Suena “You can always get what you want”, en version Gospel. Hank conduce un descapotable. Aparca frente a una iglesia. Lanza su cigarrillo en la pila bautismal. Intenta hablar con Cristo pero aparece una monja que como solución a su bloqueo, síndrome de Bartleby, no le receta los habituales padrenuestros, sino que le hace una mamada. Es un sueño, claro. Pero la realidad, la de Hank Moody, es aun mejor. La monja está en su cama, desnuda. Es una preciosa rubia que ha encontrado la manera adecuada de despertarlo. Ella no sabe lo que significa Quid pro quo. Ni falta que hace. Al rato llega el marido. Hank escapa por la puerta trasera en boxers. Los pantalones se quedan en la casa. Antes de llegar al minuto veinte ya se ha cogido a dos mujeres más. La primera, la esposa del director que ha adaptado/destrozado su novela llevándola al cine. De llamarse “Dios nos odia a todos”, el libro, a “Alguna cosa llamada amor”, la película. Con Tom Cruise y Katie Holme. Inaguantable. La segunda, una sonriente joven que ojea su novela en una librería. La fantasía de cualquier escritor. La joven Mia resulta ser menor de edad y la hija del prometido de su ex. A ratos Californication recuerda a estas películas de soft-porn que pasan los viernes por la noche en algunos canales por cable. Ellas siempre están encima, cabalgando. Las vemos como Hank, con unas tetas que parecen querer salirse de la pantalla. Mucho sexo, sí, pero también buena literatura. Hank lee a Kafka, Karen lee a Bukowsky. Mia lee a Palaniuk. Su hija Becca toca en un grupo de rock. El único que no lee es Bill, el pendejo de la serie, el insulso novio de Karen, que todos sabemos desde el primer momento sigue enamorada de Hank. ¿Cómo no estarlo? Hank es David Duchovny. Sí, el de los Archivos X. A David se le nota contento, encantado de haberse conocido. Disfruta más esnifando coca en la espalda de una rubia platino que investigando el color de los platillos volantes. Y es que Hank Moody es un regalo de personaje. Haga lo que haga, nos cae bien. Es un romántico. Se acuesta con todo tipo de mujeres pero sólo ama a una. A su ex. A Karen. Como escribe Efraim, “cuando alguien ama a alguien uno de ellos está perdido, el otro debe huir eternamente y un tercero observa el río esperando el cadáver.” El que se observa el río es Charlie, el editor y mejor amigo de Hank, personaje interpretado por Evan Handler, todo un especialista en papeles secundarios en series de televisión, que aquí se encarga de “cuidar” al “pobre” Hank. Porque CALIFORNICATION es también una oda a la amistad. ¡Te queremos, Hank!

Nota:
La segunda temporada de CALIFORNICATION empezó el 27 de septiembre, por Showtime. La primera, a dieciséis mil bolívares, de los fuertes, extras incluidos, se consigue en el pasillo de la Universidad Central de Venezuela.