miércoles, 15 de julio de 2009

diario de colonias 3


MERIDA, MI HERIDA

Aeropuerto de Maiquetía. Martes tarde. Nada es lo que parece. Una metáfora de Venezuela, claro. Volamos a Mérida pero nuestro destino es El Vigía. Volamos a El Vigía pero en la pizarra indica Maturín. Volamos a Maturín con Santa Bárbara pero en el avión relucen las letras de Aserca Airlines, la compañía que efectivamente vuela a El Vigía. Nadie se inquieta. Se asume la confusión como parte del paisaje mental. El cineasta Beto Arvelo también viaja en este vuelo. Lleva dos días en aeropuertos y aviones. Le está entrando complejo de Tom Hanks. Salió de su hotel en L.A. hace dos días y confía en llegar hoy a su casa en Mérida. Bromeamos sobre la posibilidad de que se quede sin asiento. Son de libre disposición los puestos, o sea para el que llegue primero. Volamos por fin. Voy leyendo "Sin título", la segunda novela de Margarita Posada. Antes de llegar a nuestro destino la termino. Inteligencia: alta, caràcter: intenso, cultura: global, capacidad de fabulacion: total, prosodia: àgil, uso del castellano: àgil, hasta que punto alguien conoce la obra de otro? Un tal Ricardo nos conduce montaña arriba a toda velocidad. Solo reduce la marcha cuando divisa a lo lejos las siluetas de los miembros de la Guardia Nacional. En apenas ochenta km nos topamos con cuatro alcabalas. Todos con cara de pocos amigos. La señora María Elvira nos espera en Kaurylandia. La Hechicera, Santa Rosa, Terrefinca, Laterre. Nombres, palabras, motes, asociados a este remanso de paz, este oasis de tranquilidad que para siempre será Kaurylandia, aunque no esté Kaury con nosotros. Como estamos hambrientos, aprovechamos el taxi de Ricardo para bajar a Mérida y cenar en la Abadía, un peculiar restaurante decorado con motivos religiosos en donde los mesoneros van disfrazados de monjes. Como el lugar es agradable y la comida excelente, dejamos de lado nuestros prejuicios. Trucha a las finas hierbas, por favor. Un par de cervezas en Virosca y de regreso a la cabaña. El miércoles empieza la Bienal. En la primera mesa hablan Alberto Barrera y Jordi Carrion. Los otros tres invitados no aparecen. Mejor así. La cosa va sobre los territorios del escritor. Viajar, perder países, que diría Vila-Matas. Las intervenciones de ambos son breves, pero ilustradas. El primero cita a Kertesz y el segundo a Clarín. No me quedo para las preguntas. Camino por los pasillos y promociono un rato nuestro "numerito", como lo bautizó Margarita. Ustedes son puro espectáculo, nos espeta "Abraham" Diómedes, el pastor del rebaño de escritores que se han reunido en el hotel la Pedregosa. Es un culebrón intelectual, concluimos Leo y yo. Así lo llamaremos a partir de ahora. Los críticos también lloran (homenaje a Bolaño). En la tarde llega el Parra y con él la noticia de que el segundo árbitro más famoso del mundo se hospeda en el hotel. Se trata del argentino Horacio Elizondo, un trencilla con nombre de poeta y porte de aristócrata. Vila-Matas, por supuesto, ya hablado con él. Pronto, en las páginas de deportes de El País, sabremos sobre qué. De repente lo vemos en el lobby. Llamamos a Ednodio, que en la Bienal ejerce de Presidente, de orador de orden y de fotógrafo, para que nos tome una foto. Se ha quedado sin batería. Elizondo pierde la paciencia, como con Zidane. No nos expulsa pero suelta un gemido desaprobatorio. Nos resignamos a quedarnos sin foto. Finalmente aparece una Blackberry. Habemus foto. Nos enteramos de que Elizondo está en Mérida impartiendo un curso a jóvenes árbitros venezolanos. Podría estar en la Bienal también. Debería estar en ella de hecho. Literatura y futbol. Mientras llega su taxi, nos cuenta que escribe cuentos y ensayos. Aún no ha publicado nada. Sus autores favoritos son Galeano y Benedetti. No le gusta la noveau roman. El más emocionado con el encuentro es Sergio Chejfec, que nos pide que le mandemos copia de la foto a su mujer. Descubro que Elizondo es una celebrity en Argentina. Sobre todo para los escritores argentinos. Literatura y futbol.
En la foto, tomada por la temperamental Troconis, desde la izquierda: Leo Campos, Ednodio Quintero, este cronista, Horacio Elizondo, Sergio Chefjec y Jesus Ernesto Parra. Puro espectàculo.
En homenaje a Elizondo, adjunto este texto de Eduardo Galeano sobre el deporte rey...

Fútbol a sol y a sombra

La historia del fútbol es un triste viaje del placer al deber. A medida que el deporte se ha hecho industria, ha ido desterrando la belleza que nace de la alegría de jugar porque sí. En este mundo del fin de siglo, el fútbol profesional condena lo que es inútil, y es inútil lo que no es rentable. A nadie da de ganar esa locura que hace que el hombre sea niño por un rato, jugando como juega el niño con el globo y como juega el gato con el ovillo de lana: bailarín que danza con una pelota leve como el globo que se va al aire y el ovillo que rueda, jugando sin saber que juega, sin motivo y sin reloj y sin juez. El juego se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores, fútbol para mirar, y el espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo, que no se organiza para jugar sino para impedir que se juegue. La tecnocracia del deporte profesional ha ido imponiendo un fútbol de pura velocidad y mucha fuerza, que renuncia a la alegría, atrofia la fantasía y prohíbe la osadía. Por suerte todavía aparece en las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado carasucia que se sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez, y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad.

7 comentarios:

María Rodríguez dijo...

Qué foto! Esto si que es un cruce afortunado de caminos. Puro lomito.

Chuchi dijo...

Épico. Qué ocasión irrepetible. Tan bonitos chico, tan bonitos.
Con amor desde Carcelona,

Chu

Martín dijo...

Segunda opción de foto:
En la mitad derecha Sergio dándole un cabezazo a Marc en el estómago mientras en la izquierda Helizondo atiende una conversación entre Leo y Jesús Ernesto, al fondo estaría Ednodio haciendo señas como loco.

Marc dijo...

Bien visto Martin, sucede que Elizondo no tiene, o no se lo encontramos esa tarde, mucho sentido del humor...

Anónimo dijo...

Querido amigo:
!En que sitios recónditos te metes!! desde el vetusto despacho de Exteriores tu aventura me parece como si estuvieras metido en una novela de Julio Verne, o mejor, de Emilio Salgari.
Te veo muy bien de físico. Felices jornadas
Marili

Anónimo dijo...

APRECIADO DON MARC........TEN MUCHO CUIDADO CON LAS MALAS INFLUENCIAS DE LOS ESCRITORES SON UNA FAUNA MUY RARA ( MAS QUE YO ),LA VERDAD QUE EN LA FOTO PARECES UN INTELECTUAL DE IZQUIERDA......CON SERIOS PROBLEMAS DE IDENTIDAD.....OJO.....POR LO DEMÁS TUS CRÓNICAS MEJORAN.........SALUDOS ,HASTA LA VICTORIA SIEMPRE......R.P.

Anónimo dijo...

te quiero