martes, 7 de octubre de 2008

Octubre incierto


Viajo a Barcelona. Llego muy cansado. Cansancio acumulado. Noches sin dormir. Los santos malandros lo pasan mucho peor. Tan mal como aquellos indios que se llevaban los conquistadores en los primeros viajes para mostrarlos en la corte. De mis siete malandros caraqueños sobreviven a la travesía oceánica apenas tres : Fredy, William e Ismael (éste último con una ligera contractura muscular). Gabriel aparece descabezado, Isabelita, partida por la mitad, Carlos triturado y Erika descompuesta. Una tragedia, malandra, pero tragedia al fin y al cabo. Definitivamente su lugar era Caracas. Tal vez el mío también. De las primeras cosas que me dice mi madre al verme, un año después, es que Caracas me sentaba mejor que Bogotá... En fin. Dejo a los malandros heridos en casa de mi abuela. Allí tengo la mayoría de mis cosas, básicamente libros, música y películas, amontonados en varias cajas.

Hablando de Caracas, en estos días José Tomás Angola me envía este texto sobre la ciudad. Dice él que se lo pedí. No lo recuerdo. Debió ser en el almuerzo que compartimos hace poco con Félix Allueva, el hombre que maduró a los cincuenta y tantos... José Tomás luce ahora un look híbrido entre talibán y ermitaño de la montaña que seguramente asustará a más de uno... No se preocupen, sigue siendo el mismo bon vivant de siempre: el que disfruta de un buen habano al lado de un embajador, de un buen pez espada en el Altamar, de un buen whisky en el 360, de una buen concierto en el colegio Emil Friedman, de la buena vida en general...

Carta necia de amor a Caracas

Esta ciudad de flojera sombría, entregada a dormir una siesta en el canto de las manos verdosas del valle, es todo lo que amo. En mi ínfima forma puedo recorrer sus pliegues y zambullirme, cuantas veces desee, en sus oscuridades. Nunca dice que no, nunca se siente indispuesta ni sufre de dolor de cabeza. Nunca se esconde ni me niega sus labios para el beso oportuno. No necesita que le diga que la amo, ni me devuelve palabras prestadas que le he dicho. No me pide paciencia ni comprensión, ni llora por tonterías, ni se ofusca por bolserías. Caracas carece de carácter, carabineros, canciones, cartas cardíacas, carros caros, calvas castas, caricias carentes de carne, carismas de caraduras y caracoles, caramelos y cantantes , y sin embargo no le hacen falta para saberse amada – al menos por mí-. Lo que me queda por vivir será entre sus imperfecciones, entre sus rudos delirios, entre sus ahogados abrazos, entre su fe de carbonero de que todos los que la circulan saben de su personalidad inquieta. Así es para mí y para tantos que se someten a la dura prueba de sobrevivir entre calles graves, sólo por la delicia de seguir aquí. Mato el mito de la ciudad tropical y delincuente, mato su deshonor de ciudad asesina y a pesar de las huestes descerebradas que obran entre las callejuelas con el odio en sus almas, ella está virgen y salvada, como salvado estoy yo cada noche de entumecido mirar cuando en la ventana me siembro y trato de hallar el por qué a tanta mierda que veo. Ella me salva con sus senos erectos de aperada dimensión, entre San Bernardino y Coche. Ella me salva con su rostro agraciado entre Catia y Caricuao. Ella me salva de la terrible desesperación de tanta madrugada cruel con su pubis primoroso entre Sebucán y los Chorros. Ella me salva de perderme con sus pies de niña entre El Marqués y Petare. Ella siempre me salva con sus brazos elevados entre Las Mercedes y La Trinidad. Ella se sabe amada y me lo dice cada vez que se desnuda para que la observe. Ella lo sabe y se recuesta al muro lapislázuli que la aleja del mar y que los desconocidos llaman Cerro Ávila.

Extracto del libro "Relatos de Boulevar" de José Tomás Angola

9 comentarios:

Dakmar Hernández dijo...

Lo de "madurar" es un término complicado. Digamos, más bien "experimentar", "atreverse", "vacilarse", "trasnocharse" descubrirse llorando ante una boquita que sonríe sin dientes...y cosas por el estilo.
Un beso y descansa, hombre, que no paras!

Martín dijo...

Welcome back!

María Rodríguez dijo...

Ya te irás recomponiendo como los santos malandros, con pega loca, o con loca a secas... Ahora, como el Nano, ya serás siempre un latinoamericano que ha nacido en Barcelona.
Enhorabuena!

Anónimo dijo...

Ya decía yo que el españoleto se nos había fastidiado del trópico. Estabas perdido, mijo. Bienvenido. Volado el texto del "talibán" Angola. ¿Será familia de la muñequita Carla?. A mí siempre me ha parecido que lo que escribe el Angola es como un mantra producto de la caña o las drogas. El cuento que ganó El Nacional era como el delirio de un mesonero con LSD y una botella de Triple Filtrado en el pecho. En la literatura venezolana ese tipo no tiene vida. Es demasiado bizarro. Aquí lo que gusta son las pendedejadas comiquetas de Echeto o las necedades aburridas de Federico Vegas. Quizá en Vladivostok o Berlín. Pero aquí nadie le va a parar ni medio testículo. Por si las dudas a mí si me gustan las alucinaciones góticas del Angolita sobre Caracas.

Anónimo dijo...

Querido, con estas dos últimas crónicas las mujeres te van a erradicar de su planeta y te aseguro que eso es muy duro... menos mal que algunas te conocemos y sabemos que sólo es miedo y un pelín de guayabo....

By the way, no me presentes nunca ni al José Tomás y menos aún al impresentable de Efraim Medina Reyes.... qué les han hecho para que odien tanto al sexo opuesto.... o es que aún no han salido del armario? Y deja de ponerlos en tu blog como "grandes del pensamiento masculino" porque empiezo a pensar que has perdido un poco el sentido de la estética literaria por no hablar del contenido..... Y si los pones es porque te identificas y eso no me lo llego a creer... Favor de reconciliarse con las mujeres, no somos todas brujas, no caigamos en los tópicos absurdos.... que antes de que te hicieran daño tú también lo hiciste y nadie se convirtió aquí en abanderado de la lucha entre sexos....

Favor de tomarse un ubicatin antes de acostarse.... o cambiar de camello....

E.

Anónimo dijo...

Mi queridaz E: Lamento que hayas tenido una mala noche de sexo con tu marido/novia/amante/pareja o quien sea. Supongo que eso te ha hecho una pésima crítica literaria. No conozco al tal Angulo. Pero por lo que leo, el texto no tiene nada que ver con las chicas. Es poesía en prosa y habla de una ciudad que por cierto es muy bella aunque algo peligrosa. De Efraín lamento que tu sensibilidad demasiado vaginal, ¿será vaginitis o candidiasis?,no te permita comprender a uno de los más experimentales e interesantes escritores colombianos (aunque él diga que es de nueva york). De paso, amiga, si quisiste acusar a Marc de gay intuyo que es porque nunca te lo pudiste llevar a la cama. Yo sí lo hice y te puedo decir que el catalán cumple con todos los recaudos. Lástima por ti que debes haberlo intentado y te quedaste con la ganas.
No sufras chiquilla. Todavía quedan muchos hombrecitos en el mundo.
Bye
K

María Rodríguez dijo...

El ánima de Delia Fiallo se está apoderando de los comentarios.

Anónimo dijo...

Vaya si es necia la carta de José Tomás Angola a Caracas.
Le convendría irse a vacacionar a un bloque de Caricuao donde los ascensores no funcionan, el agua se va todos los días, hay apagones de luz, la basura y el sucio se acumulan en los rincones. O trasladarse a San Bernardino y ver cómo los maleantes practican tiro al blanco con los ingenieros de la compañía telefónica que van a las torres a hacer mantenimiento a la celdas. O debiera bajarse en la estación del metro de la California donde no se puede subir a la superficie y contestar el celular porque los ladrones te lo quitan de la mano. Y esto no es science fiction esto sucede en Caracas...,en esta bella, bellísima Caracas que todos amamos.

Martín dijo...

¡jajaja! qué buenos estos comentarios. El de K está buenísimo, es un post en si mismo.

En cuanto al texto de José Tomás debo decir que no me gustó nada, me parece bastante cursi y poco interesante, pero de ahí a sacar las conclusiones de E...

Abrazos a todos.