domingo, 15 de enero de 2012

el instinto


Primera reunión con el equipo de Las Listas. Mario Duarte ejerce de anfitrión. Nos recibe en su apartamento en las alturas del bosque izquierdo. Me asaltan los buenos recuerdos de los meses que pasé allí. Mario nos cuenta sus andanzas por Córdoba, donde escapó por poco al toque de queda que impusieron los urabeños, una bandacrim (por banda criminal) que al parecer viene o se formó o sus jefes son oriundos o quien sabe porque otra razón, del Urabá antioqueño. Al rato llega Ángela y nos cuenta su reciente asalto. Resulta que anteanoche iba caminando con un amigo por la 94 y fueron asaltados. Su amigo puso resistencia y lo apuñalaron y le perforaron un riñón, a ella “sólo” la amenazaron con un cuchillo y la golpearon. Se siente mejor pero nos confiesa que quedó muy agotada por todo el tema y el shock nervioso, igual vi mi vida en riesgo, concluye. Habrá que ir con cuidado. Bogotá se está volviendo insegura.

Uno de las cosas buenas de vivir aquí es la posibilidad de tener a mano siempre algún ejemplar de la revista El Malpensante. Pasan los años y la publicación sigue manteniendo un altísimo nivel. En el número de diciembre del 2011, leo una excelente nota de Juan Forn sobre Clarice Lispector. Parece ser que la escritora brasileña escribió alguna vez:
“Quiero que los otros comprendan lo que yo jamás entenderé”.
Dice Forn que Lispector les enseñó a los brasileños que se podía pensar sin ser racional. Justamente eso es una de las principales razones por las que me gusta vivir en América Latina. Lo explica así Clarice:
“Estoy habituada a no considerar peligroso pensar. Pienso y no me impresiono. Pero no soy intelectual, ni racional. Eso es usar sobre todo la inteligencia, y yo no hago eso: lo que uso es la intuición, el instinto. Voy a ver una película y no entiendo, pero siento. ¿Voy a verla de vuelta? No, no quiero arriesgarme a entender y no sentir.”

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